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Capitulo 816

Elia, con los ojos bien abiertos, eché una mirada inconsciente a la habitacion, preocupada de que los nifios o Rosalinda salieran de repente y vieran lo cercanos que estaban ella y Asier.

Se sentiria extremadamente avergonzada.

Con fuerza, retiré su mano y lanzé una mirada a Asier: “Suéltame, no aqui, ;de acuerdo?”

Su voz sonaba molesta, pero con un tono de stplica y una profunda desesperanza.

Si Asier sabia que su madre y sus hijos estaban en la habitacién y aun asi se comportaba de esa manera con ella, eso seria una total falta de consideracién hacia sus

sentimientos y una humillacién incesante.

Lo odiarfa ain mas, querria alejarse de él.

Asier, con los ojos profundos, observaba el comportamiento nervioso de Elia. No solté su mano, sino que la apreté con mas fuerza, acercandola a él. Con la mirada baja, capturé los ojos temblorosos de Elia y su aliento caliente y profundo se derramé sobre su rostro: “;Entonces, en otro lugar estaria bien?”

“No es eso lo que quise decir ..." Elia negé instintivamente.

No habfa terminado de hablar cuando se encontré con los ojos profundos y oscuros de Asier. Elia sintié un escalofrio en el corazén, su piel se erizé y sinti6 un gran peligro en el aire.g2

La intensa presion la hizo callar.

Par6 de hablar, sus pestanas temblaban ligeramente de miedo, bajé la mirada y dijo débilmente: “Al menos en otro lugar, no aqui, por favor, déjame un poco de dignidad, ;de acuerdo?”

Ella guardé todas sus defensas, tratando de ser lo mas sumisa posible frente a él.

Todo para no enfadarlo, para no darle razén para privarla de su derecho a ver a sus hijos.

Algo en Asier se conmovié cuando ella le pidi6 que le dejara al menos un poco de dignidad. Esas palabras resonaron en su corazén, creando ondas de sentimientos

extranos.

Después de mirarla durante unos segundos, solté su mano y dijo: “No tomaré agua, no te molestes, siéntate conmigo un rato.”

Se sent6 en el sofa después de decir eso.

Elia frot6 su mufieca dolorida, tomo un respiro y se sent6 a su lado.

“Vamos a Villa Serenidad esta noche, dijo Asier casualmente, su presencia

inmensamente digna y su innata autoridad intimidante atin eran evidentes, a pesar de no haber hecho ningin movimiento.

“iNo quedamos en que irfa pasado manana?*, dijo Elia instintivamente.

Habfa acordado quedarse en Barrio Santa Marta durante dos dfas y que él vendria a buscarla pasado manana. ;Por qué estaba cambiando de opinién en ese momento?

Asier la mir y dijo: “Los nifos estan buscandote, no pueden dormir sin ti.”

Lo que querfa decir era que no era él quien queria que ella volviera a Villa Serenidad, sino que los niflos no podian estar sin ella y estaban buscandola.

Elia abri6 la boca con sorpresa. No esperaba que Asier dijera que los nifios la estaban buscando. Lo més importante era que si los nifios la estaban buscando, él los traia en lugar de obligarlos a dormir y decirles que no la buscaran.

Asier no era tan brusco y dominante con los nifios como lo era con ella, lo que sorprendié a Elia. “Deja que jueguen con mi madre un rato antes de volver. No han visto a los nifios en dias, ella los extraiia y ellos también la extraian.” Dijo Elia.

No rechazo la propuesta de volver juntos a Villa Serenidad, lo que significaba que estaba

de acuerdo.

Asier retir6 su mirada y sacé un paquete de cigarrillos de su bolsillo. Sacé uno y estaba a punto de encenderlo, pero luego vio a Elia de reojo y volvié a guardar el cigarrillo en el paquete y lo metié en su bolsillo. Sabia que no le gustaba el humo de cigarrillos.

Elia estaba confundida, ;no iba a fumar? ;Por qué de repente decidi6 no hacerlo?

Se quedaron de esa manera, sentados en silencio.

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