¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1632

Capitulo 1632

Orson estaba furioso al escuchar a Jimena decir que se habia enamorado de otro, imaginandose atar a ese hombre a una cama y hacer con él lo que quisiera.

Era como si hubieran encendido un petardo en su corazoén, que exploté de ira en un instante. ;Coémo podia ella enamorarse de otro hombre y tener fantasias con él en la cama?

Orson detuvo el auto bruscamente, lanzando una mirada feroz hacia Jimena.

Por su frenazo repentino, Jimena se incliné hacia adelante, casi golpeéndose la frente contra el respaldo del asiento del copiloto. Rapidamente se agarré del respaldo para estabilizarse y evitar el impacto.

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Aln con el susto, se preocupé inmediatamente por Elia, que también se habia sacudido. con el frenazo: “Elia, jestas bien?”

Elia, sujetdndose del respaldo del asiento del conductor, asintié con la cabeza: “Si, estoy bien.” Jimena, molesta, fulmind con la mirada a Orson: “jEstas loco, frenando asi de repente! ;Qué hubiera pasado si golpeo mi cabeza? jTodavia no me he recuperado completamente de la conmocion cerebral!”

Orson, que estaba muy enfadado, se sintié culpable por el reproche de Jimena. Habia frenado sin pensar y, si Jimena se hubiera golpeado de nuevo, habria sido realmente peligroso.g2

La ira de Orson se disip6 por el error cometido y terminé disculpandose: “Lo siento, no volvera a pasar.”

"¢Habra una préxima vez? La préxima vez no viajaremos en tu auto”, replicé Jimena con altanerfa, desviando la mirada en sefal de desdén.

Orson volvié en si'y puso en marcha el auto de nuevo, sabiendo que Jimena estaba enfadada y decidié no preguntarle mas sobre el tema de antes.

Pero al pensar en que ella estaba enamorada de otro y fantaseaba con él, el corazén de Orson se sentia en desorden.

Llegaron primero a Puerto de Estrellas y Elia le pidi6 a Orson que se detuviera en la entrada del complejo para evitar que tuviera que salir de nuevo.

Al bajar, Elia se dirigié hacia su casa y vio a una persona esperando en la entrada. Era un hombre vestido con una camisa de rayas negras sobre fondo azul, pantalones

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ajustados de moda color azul oscuro y zapatos de cuero. Alto y esbelto, con un rostro gentil y una sonrisa célida, era el epitome de la cortesia.

Elia, sorprendida, pregunté: “Ramiro, ;qué haces aqui?”

La sonrisa célida de Ramiro se ampli6 ligeramente mientras respondia con su voz suave: “Te estaba esperando.”

"iEsperandome a mi?" Elia estaba confundida, sin entender por qué Ramiro la estaba esperando. Ya en la puerta, sacé sus llaves y abrid, curiosa, se volvi6 hacia él.

Manteniendo su sonrisa, Ramiro preguntd: “;No me vas a invitar a pasar?”

Elia dudé un momento, pero luego, como si entendiera, se hizo a un lado educadamente y dijo: “Sr. Ramiro, por favor, entre.”

Ramiro, sin hacerse de rogar, entré y se sent6 en el sofa.

Elia se apresur6 a la cocina a preparar café y, al poner la taza frente a Ramiro, dijo: “Sr. Ramiro, aqui tiene su café.”

Ramiro asintié con una sonrisa, pero en lugar de tomar el café, le pidié a Elia: “No te preocupes por mi, siéntate.”

Elia tom¢ asiento frente a él, esperando que Ramiro comenzara a hablar.

Después de meditar sus palabras un momento, Ramiro comenzé: “Veras, Morfis y yo nos hemos asociado para desarrollar un proyecto de joyerfa. La Ultima vez, Morfis se dejé influenciar por su hermana y no compré tu disefio, lo que llevé a que Grupo Fuentes y Grupo Griera lo adquirieran. Ahora tanto el Sr. Guzman como yo lamentamos no haber decidido comprar tu disefio de joyeria de inmediato. He venido a preguntarte, cuando lanzard tu compaiifa su préximo disefio de joyas?” Antes de que Elia pudiera responder, Ramiro anadi6 apresuradamente: “Descuida, la préxima vez que presentes un disefio, siempre que sea tuyo y de Jimena, te aseguro que lo compraremos.”

Elia no se habfa sorprendido al principio, pero la frase adicional de Ramiro provocé su asombro y solté una sonrisa. “Sr. Ramiro, ;ya han decidido comprar sin siquiera saber cul sera el estilo de nuestro préximo disefio o cémo quedara la obra?”

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