¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1631

Capitulo 1631

Orson agarraba el hombro de Dimas con su largo brazo, su voz fina y delicada se filtraba entre sus dientes apretados: “Querido, estas dos bellas son mis buenas amigas, tenemos una relacion cercana. Si quieres agregarlas en redes, mejor agrégame primero. a mi. Me encantan los hombres rudos y con ese toque masculino como ti. Ademas, disfruto atando hombres a la cama y usando todo tipo de métodos para darles placer. Si me agregas, aseguraré que ellas también lo hagan...”

Orson, que de por si tenfa un aspecto encantador, casi como el de una mujer seductora, lucia hoy una camisa rosa que lo hacfa ain més llamativo y provocativo.

Su figura esbelta y perfecta era més atractiva que la de cualquier mujer.

Al hablar con esa voz intencionadamente aguda, realmente daba vida al estereotipo de un hombre homosexual.

Jimena no podfa creer lo que vefa ni lo que Orson deca, su sorpresa era tal que casi se atraganta con su propia saliva.

Dios mio, ;Orson era consciente de lo que acababa de decir?

iAy! Cuando se ponia seductor, realmente no habfa lugar para una mujer, ;quién podria entender ese sentimiento?

El corazén de Jimena parecia que iba a saltar fuera de su pecho.

Elia también estaba estupefacta ante el espectaculo que Orson les habia brindado, transformandose repentinamente en alguien tan femenino, algo para lo que no estaban preparadas en absoluto.g2 Dimas, reconocié al instante que Orson era un hombre y se asusté tanto con sus palabras que palideci6 y retrocedié unos pasos, diciendo: “Amigo, ah, no, sé normal, td y tus amigas sigan bebiendo, yo no molestaré mas.”

Dicho esto, Dimas se apresur6 a regresar a su mesa, secandose el sudor de la frente.

El era un hombre muy heterosexual, ;c6mo iba a aceptar ser coqueteado por otro hombre?

Casi pierde su honor en un abrir y cerrar de ojos, era algo espantoso.

Al ver que Dimas se habia ido, Orson cambi6 de expresion al instante y se volvié hacia Elia y Jimena: "¢Seguimos bebiendo?”

Claramente, Orson estaba molesto. Jimena y Elia, también asustadas por el reciente encuentro con Dimas, se levantaron rapidamente. Elia dijo: “No, ya no. Vamos a casa.”

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Jimena también se levanté de prisa, agarrando su bolso y negando con la cabeza como si hubiera cometido un error: “No, ya no, vamos a casa.”

Orson las mir6 con desdén y se dirigié hacia su auto.

Jimena y Elia sabiamente lo siguieron.

Ambas habian bebido y no podian conducir, asi que Orson tendria que llevarlas a casa.

En el auto, Orson comenz6 a ajustar cuentas: “Jimena, ;qué estabas imaginando sobre mi en publico ahora?”

;Cémo si no, Dimas habria dicho esas cosas?

Orson conocia bien la tendencia de Jimena a hablar sin filtro y no habfa nada que ella no pudiera decir.

Jimena se sonrojo, efectivamente habia estado hablando de Orson para satisfacer su propia curiosidad, pero admitirlo seria exponer el hecho de que le gustaba, ;y donde dejarfa eso su orgullo?

iimposible admitirlo!

Con el cuello tenso y terca, Jimena respondié: “Deja de ser tan vanidoso, no estaba pensando en ti.”

"Atado a la cama, a tu disposicion, satisfaciendo tus gustos. ;Acaso alguien dirfa esas cosas sin motivo?” Orson dijo con ira.

Jimena sabfa que estaba en desventaja, no habfa controlado el volumen de su voz y alguien habia escuchado lo que no debfa.

Ella replicé: “Estaba hablando de otra persona, ;no sabes que tengo una nueva personal que me gusta?”

Orson frend bruscamente, furioso, y entre dientes exclamé: “jJimena!”