¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1633

Capitulo 1633

Ella y Jimena habfan logrado un disefio impresionante en esta ocasion, y era comprensible que Ramiro y Morfis se arrepintieran de no haberlo comprado. Pero, jacaso no era ilégico, desde el punto de vista de un comerciante, hacer un pedido paral el préximo disefio simplemente porque lamentaban haber perdido una oportunidad?

;Qué pasaria si ella y Jimena se enteraran de que ellos comprarfan seguro y simplemente les entregaran unos bocetos hechos sin cuidado? ;No les preocupabal esto?

Ramiro asinti6 con decision: “Sf, sin importar cémo sea el disefio, hemos decidido comprarlo. Porque lo disefiaste tu, porque viene de tus manos, eso lo hace diferente.”

Al decir estas palabras, Ramiro miraba a Elia con seriedad y ternura en sus ojos, sonriendo siempre. Elia se sinti6 incomoda y nerviosa ante esa mirada.

“Sr. Ramiro, esto no es una cuestion menor..."

“¢No te has dado cuenta de que hoy me he vestido diferente a lo usual?” Ramiro cambi6 de tema, alejandose del trabajo para hacer una pregunta personal.

Elia parpade6 sorprendida y luego lo observé detenidamente. Su vestimenta de hoy era ciertamente diferente. Ramiro siempre preferia ropa de colores sélidos.

Ya fuera una camisa beige o amarillenta, siempre la combinaba con pantalones negros.g2

Pero hoy, llevaba una camisa de cuadros con fondo azul, unos pantalones modernos y zapatos de cuero a la moda.

Se vefa mas juvenil.

Sin embargo, ese atuendo le resultaba familiar a Elia por alguna razon.

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Mientras Elia trataba de entender por qué, la voz suave de Ramiro se hizo presente: “Si, este era el estilo favorito de Sergio.”

Al escuchar el nombre de Sergio, el corazén de Elia se hundi6 stbitamente y comenzé a dolerle, su respiracion se corto.

Mirando la vestimenta de Ramiro, los recuerdos sellados durante tres afos se

desataron de repente; el rostro juvenil de Sergio, su cabello castafo corto, su gusto por las camisas de cuadros azules, rebosante de juventud.

Capitulo 1633

Y alli estaba Ramiro, enfrente de ella, con esa misma vestimenta. Sus ojos, ligeramente aguados, se fijaron en él y a través de su vision borrosa, el hombre frente a ella parecia fundirse con el Sergio de su memoria.

Como si algo hubiera atrapado el corazon de Elia, le dolfa y le costaba respirar.

"Sigues améandolo, ;no es asi? No puedes olvidarlo, ;verdad?” Ramiro le pregunté, apuntando directamente a su alma

Elia se llevé la mano al corazén, con la respiracién entrecortada, evitando el tema: “Sr. Ramiro, prefiero no hablar del pasado.”

De repente, Ramiro se arrodillo frente a ella, mirdndola de cerca, con una expresion intensa y ansiosa dijo: “Elia, no huyas de tu corazén. Todavia amas a Sergio, y yo soy su mejor amigo. Conozco todos sus habitos, déjame reemplazarlo y seguir améandote. Estar conmigo seria como estar con él..."

Al ver el rostro de Ramiro tan cerca y escuchar sus increibles palabras, los ojos de Elia se agrandaron y su corazon latia con fuerza y confusion. Se incliné hacia atras, intentando alejarse de él.

Con nerviosismo dijo: “Sr. Ramiro, estas alterado, deberfas irte.” El Ramiro que hablaba en serio le parecia a Elia demasiado loco.

Ramiro se mantuvo en su posicién y le pregunté: “;Por qué te escondes? ;Es por Asier? En aquel entonces, Sergio dio su vida para darte libertad, y ahora que por fin eres libre, puedes buscar tu propio amor. Yo puedo ser su reemplazo, jpor qué te resistes?”

Los ojos normalmente célidos de Ramiro ahora eran serios y un tanto inquietantes. Las palabras que decia ponfan el corazon de Elia en alerta.

Ella estaba asustada y ansiosa al ver la determinacién de Ramiro por obtener una respuesta. Respir hondo, se arm de valor y con firmeza le dijo a Ramiro: “Es cierto, todavia quiero a Sergio, nadie puede tomar su lugar en mi corazon. ;Y qué si eres su amigo? Asier es su tio, y ni siquiera él puede tomar el lugar de Sergio en mi corazén, ;cémo podrias ti?”

Después de hablar, Elia percibié un movimiento en la puerta. No la habfa cerrado cuando entré, ;habfa llegado alguien?

Mir6 hacia la entrada.