¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1145

Capitulo 1145

";Cuantas cosas locas ha hecho ese muchacho?” dijo Marisa, hablando de su propio hijo, a quien conocia mejor que nadie.

“Tengo una manera de probar si lo de ellos es amor verdadero. Ve saliendo primero, déjame a mi encargarme de los quehaceres de la cocina,” reflexiond la abuela Salcedo, con una estrategia en mente, empujando suavemente el brazo de Marisa y afirmé con seguridad.

"iRealmente tienes un plan?” Marisa estaba incrédula,

"Vete y espera a que la cena esté lista,” dict la abuela Salcedo.

No quedando otra, Marisa se fue.

Pasados unos cuarenta minutos, la mesa estaba llena de una variedad de delicias culinarias, con los mariscos como protagonistas.

Jimena fue llamada para sentarse al lado de la mesa, con Orson a su lado, en un claro gesto de pareja joven frente a los padres.

Abuela Salcedo, acostumbrada a ser hospitalaria, le sirvié comida a Jimena y le llené el plato de sopa: “Mi nifia, debes de tener hambre, come todo lo que quieras.”

Jimena tomé rapidamente la comida que la abuela Salcedo le ofrecia y agarré la pequefia cazuela de sopa que le pasaba, diciendo con cortesia: “Gracias, abuelita, puedes llamarme Jimena."g2 “Muy bien, muy bien,” asinti6 abuela Salcedo con carifio, y luego le sirvi6 una cazuela de sopa a Orson.

A Jimena le dieron sopa de gallina, mientras que a Orson le sirvieron sopa de mariscos.

“Jimena disfruta de los mariscos, vamos a intercambiar nuestras sopas,” dijo Orson, olfateando el fuerte olor a mar y sin mucha gana de tomarla, preparandose para cambiarla con Jimena.

De repente, abuela Salcedo dijo con seriedad: “Esto lo prepare especialmente para ti, témalo, no s cambien de plato.”

se

Orson, que estaba a punto de intercambiar la sopa, se detuvo, desconcertado por la stbita severidad de

su abuela.

Jimena interpreté eso como un acto de amor exclusivo de la abuela Salcedo hacia Orson, pensando que la sopa debia ser muy nutritiva y que estaba hecha para fortalecer a Orson, siendo un desperdicio si alguien mas la tomara.

Jimena sonrié y dijo: “Témala tu, seguro que tu abuelita te lo prepare

tengo mi sopa.”

“Claro, Jimena es muy sensata,” abuela Salcedo volvi6 a sonreir.

con mucho carifio. Mira, yo ya

Orson, no queriendo que una simple sopa revelara algo mas, decidié tomar la sopa de mariscos. Abuela Salcedo, al ver que se la habfa terminado, animé a Jimena a hacer lo mismo: “Jimena, td también bebe, la sopa de gallina es muy nutritiva para las mujeres.”

Jimena asinti6 y acepto la amabilidad de la abuela, bebiendo la sopa..

Después de comer algo mas, la cena termind. Jimena se qued6 sentada un rato y empezé a sentir algo extrafio; su cuerpo parecia calentarse mas y mas, sudaba profusamente, de repente empez6 a sentir demasiado calor.

10:58

Capitulo 1145

Necesitaba ir a darse una ducha y descansar un poco

Entonces dijo: “Ya es tarde, me voy a ir, abuelitos, me retiro.”

Abuela Salcedo, sorprendida, dijo: “Jimena, ;como es que estas sudando tanto? ; Tienes calor? Quédate a descansar aqui, le diré a la empleada que prepare una habitacion para ti, pondremos el aire acondicionado al minimo. Tu abuelo y yo somos friolentos, por eso la temperatura aquf esta un poco alta, Mira como estas sudando.”

“No es necesario. No quiero molestar...” Jimena intenté rechazar la oferta.

“No es ninguna molestia, no es como si te fueras a quedar en la misma habitacién que Orson,” dijo abuela Salcedo mientras llamaba a la empleada para preparar la habitacion.

Jimena parecfa no encontrar las palabras para rechazar la oferta.

Orson se ajusto la corbata, también sentia calor, con esa sensacién en su cuerpo, dijo: “Es verdad que hace mucho calor en la sala, también tengo calor. Me voy a mi habitacion a ducharme, abuelita, cuida de Jimena.”

“Ve, no te preocupes, me encargaré de ella,” dijo abuela Salcedo con una sonrisa tierna y carifiosa. La empleada llegé y anuncié que la habitacion estaba lista.

Abuela Salcedo le dijo a Jimena: “Voy a llevarte. Témate una ducha para refrescarte y descansa poco.”

un

Jimena, sintiéndose demasiado acalorada y necesitando una ducha para enfriarse, siguié a la abuela

Salcedo.