Un Beso Que Le Atrapó A Mi Señor Perfecto Novela Completa -
Capítulo 1930
Capítulo 1930
Maira se debatia, mientras pensaba en Leonardo. ¡Cómo se arrepentía! Si no hubiera mentido en esa llamada, quizás Leonardo vendría a salvarla.
Mientras luchaba, sintió un calor creciente en su cuerpo y su visión empezó a nublarse. Sacudió la cabeza con fuerza: “Esa copa de vino…”
“¿Qué tal? ¿Te sientes caliente, verdad? No te preocupes, en un rato te haré sentir muy bien”, dijo Walter con una sonrisa triunfante acercándose a ella.
Maira, arrastrando su cuerpo sin fuerzas, retrocedía paso a paso. ¿Qué podía hacer? ¿Había alguien que pudiera salvarla?
Por otro lado, Leonardo, tras volver a la mesa de sus amigos y beberse dos tragos, no podía dejar de estar distraído. Al recordar a Maira sirviendo bebidas a aquel hombre mayor, se sentía inquieto.
Fue en ese momento cuando sonó el teléfono de Zeus: “Señor, investigué lo del otro día. Tal como dijo la Srta. Jurado, fue su hermana quien la incitó a dormir con un inversor del mundo del espectáculo. La Srta. Jurado solo fue a la habitación equivocada porque estaba borracha. Nadie la mandó a acercarse a usted a propósito.”
Después de colgar, Leonardo recordó los veinte dólares que Maira le había tirado.
De repente, se levantó y caminó hacia la puerta.
Un amigo preguntó sorprendido: “¿Leo, a dónde vas?”
“¡A fumar!”, respondió sin mirar atrás.
Los amigos murmuraron entre ellos, “¿Otra vez a fumar? Pero si acaba de hacerlo.”
Con paso rápido, Leonardo se dirigió hacia el salón privado y con una patada, jabrió la puerta de golpe!
¡Bang!
Justo cuando Maira estaba perdiendo la conciencia, le pareció ver la silueta de Leonardo.
Debía de estar tan desesperada que empezó a tener alucinaciones. ¿Cómo podría Leonardo estar allí si ni- siquiera sabía que ella estaba en ese lugar?
“¡No! ¡No! ¡No me toques!”
Gritando, Maira despertó y se sentó de golpe. Se encontraba en un ambiente amplio y luminoso.
Mirando a su alrededor, parecía una habitación de hotel. La luz del baño estaba encendida y se oía el sonido del agua corriendo; claramente había alguien duchándose.
Maira pensó en Walter, el tipo asqueroso que había intentado aprovecharse de ella. Tras beber, se había sentido incómodamente caliente y cuando Walter intentó abalanzarse sobre ella, ya no tenía fuerzas para resistirse.
¿Podría ser que, al final, había tenido algo con ese hombre despreciable?
Al pensar en eso, sintió náuseas.
Tenía que irse de allí inmediatamente. ¡No quería enfrentarse a ese hombre repugnante!
Se envolvió en las sábanas y bajó de la cama, buscó su ropa por todas partes sin encontrar ni un solo pedazo. ¿Dónde estaba su ropa?
Capitulo 1930
Entonces vio que en una silla había una ropa de hombre, bien doblada y ordenada.
¿Acaso Walter, el hombre baboso, tenía tan buen gusto para vestir? Además, parecía que no era su talla.
Sin tiempo para más pensamientos, tomó una camisa y se la puso encima; era mejor que estar desnuda.
Con la camisa puesta, Maira encontró su bolso, su móvil y decidió salir de allí lo más rápido posible.
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