¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 827
11.26
Capitulo 827
Al ver a Sergio con una mano atin vendada y conduciendo con una sola mano, Elia se preocupé y pregunté: “;Cémo puedes conducir con esa herida?”
Sergio, como si ya hubiera preparado su respuesta, contesté: “La familia del fallecido esta muy molesta, como fui yo quien contraté a esos dos trabajadores, tengo la responsabilidad de averiguar la causa exacta del accidente. No puedo quedarme en el hospital para siempre.”
Habl6 sin mirar a Elia, manteniendo su mirada en el camino.
Elia asintié con comprension, suponiendo que Sergio también estaba investigando en la
fabrica de electronica Serelia.
Habfa presenciado en el hospital el dia en que los familiares de los dos fallecidos habian ido a confrontar a Sergio
La causa exacta del accidente alin no estaba clara, y Sergio debia estar bajo una gran
presion.
Sergio puso el coche en marcha sin preguntarle a donde iba, y la llevé a la Universidad de la Capital.
Aparcé en el estacionamiento de la universidad.
Sorprendida, Elia pregunté: “Todavia tengo que volver al trabajo, ;por qué me trajiste aqui?“g2 Sergio abri6 la puerta del coche para ella y la invit6 a bajar: “Esta es nuestra alma mater, probablemente hace mucho tiempo que no vuelves, regresar es una forma de sentir nostalgia”.
All fue donde se conocieron y se enamoraron.
Era el lugar donde Sergio tenfa los recuerdos mas felices.
Elia bajo la mirada y se puso a pensar. Es cierto que, desde que dejo la universidad, nunca habfa vuelto.
Aunque siempre habia estado en la Capital, estaba demasiado ocupada trabajando y cuidando a sus cuatro hijos para tener tiempo o planear una visita.
No haber conseguido su diploma de la Universidad de la Capital siempre habia sido una gran pena para ella.
Decidié que seria agradable volver a visitar su antigua universidad.
Bajaron del coche, y Sergio la llevé a recorrer el campus.
Caminaron por un sendero sombreado en el parque, y una suave brisa trajo el aroma de
las flores al lago a sus narices.
El aroma embriagador hizo que Sergio se sintiera como si estuviera borracho.
Se detuvo y mird hacia atras a Elia, quien también se detuvo y se encontré con su mirada suave. Ella se sinti6 un poco incémoda y dijo: “;Por qué dejaste de caminar?”
"Estoy cansado, vamos a sentarnos un rato en el banco”. Dicho eso, Sergio se sent6 en un banco cercano
Elia dudé un momento antes de unirse a él, dejando un espacio entre ellos suficiente para que otra persona se sentara.
Sergio la mird, consciente de que estaba intentando mantener una distancia entre él, pero no dijo nada.
Miré hacia adelante a las lilas que llenaban el estanque, sus hojas rodeando las flores y permitiendo que florecieran en su esplendor. El aroma de las lilas llenaba el aire.
Era un espectaculo encantador, como si estuvieran embriagados por el vino.
"Solflamos sentarnos aqui en nuestras citas, observando tranquilamente las lilas. Cada vez que una libélula pasaba, siempre te deca que miraras como tocaba el agua“, recordé Sergio de repente, su voz llena de nostalgia.
Esos dias eran realmente inocentes y hermosos.
Sofaban con el futuro y planeaban una vida juntos.
Pero las cosas cambiaban, y muchas cosas habfan cambiado desde entonces.
;Coémo habian llegado a ese punto?
Elia not la tristeza en la voz de Sergio. Respiré hondo y dijo: “El pasado es pasado, debemos mirar hacia adelante. Te mereces algo mejor.”
Sergio sintié un pinchazo en el corazén y tuvo que contener la respiracion. Se esforzé por mantener la compostura para que Elia no notara nada extrafio. Se volvi6 hacia ella.
sonri6 y le acaricio la cabeza, como solia hacer.
“Tienes razon, debemos mirar hacia adelante. El pasado es pasado. Elia, lo que mas lamento en mi vida es haber sugerido ir a tu casa aquel verano.”
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