¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 778
Capitulo 778
Elia volvié a su oficina, buscé en los cajones, al lado de la mesa y en todos lados, pero no pudo encontrar su collar.
Diana ya se habia ido hacia media hora.
Elia mir6 su oficina, que estaba vacfa y frunciendo el cefio
Entonces, su teléfono soné desde su bolsillo. Elia lo sacé y vio que la llamada entrante era de Asier. Por un momento, el teléfono le quemo la mano, se le cay un par de veces antes de agarrarlo con firmeza. Mir el nombre de Asier en la pantalla mientras los botones de contestar y colgar parpadeaban debajo. El corazon de Elia se tensaba con cada timbrazo.
Con el dedo temblando, desliz6 el botén para contestar.
“Hola...” traté de ocultar su nerviosismo para que su voz sonara normal.e2
“Baja.” La voz profunda de Asier no dejaba lugar a discusion.
Elia contuvo la respiracion y pregunté: “;Estas abajo en nuestro edificio?”
"¢Qué crees?” pregunté Asier, su presencia inquietante se sentia incluso a través del teléfono. "Ya bajo.” contest6 Elia apresuradamente. Colgé el teléfono, se apresur6 hacia
ascensor y presiond el botén del primer piso.
Al salir por la puerta principal de la empresa, vio un Rolls Royce negro justo en frente, su acabado brillante reflejaba la luz del sol de manera lujosa.
Elia camino hacia el auto, la ventanilla trasera se bajo, revelando a Asier con su rostro imponente y guapo.
Sus ojos profundos y penetrantes
miraban fijamente, mientras permanecia con su rostro inexpresivo imponiendo respeto y temor. Elia lo miré a los ojos, su corazén latfa tan rapido que parecia que iba a saltar de su pecho.
Se acerco al coche y bajo la cabeza, estaba demasiado asustada para hablar.
"iNecesitas que te invite a subir?” pregunté Asier.
Elia seguia asustada, se armé de valor y abrié rapidamente la puerta del auto y se subié. ;C6mo se atreverfa a hacer que Asier la invitara a subir?
No serfa eso una sentencia de muerte?
Bruno estaba al frente conduciendo, mientras Elia y Asier se sentaban en la parte trasera. La presencia de Asier era abrumadora, incluso su silencio era suficiente para mantener a Elia en constante tension.
Elia mir6 al frente, tratando de ignorar a Asier, pero su presencia era demasiado fuerte. No importaba cuanto intentara relajarse, su rostro mostraba su
nerviosismo.
De repente, sinti6 como si alguien le agarrara la mejilla, girdndola para enfrentar a Asier.
“;Qué te pone nerviosa?” pregunté Asier mientras la miraba fijamente.
Cuando Elia se vio obligada a responder a su pregunta, su corazon se sobresalté. Se apresuré6 a decir: “Nada, no estoy nerviosa...”
Asier bajo la vista hacia su cuello.
Elia se asustd atin mas, y cubrié instintivamente su cuello con la mano.
"Quita la mano.” La voz fra de Asier no era una peticion, sino una orden.
Al ver la cara sombria de Asier y la luz aguda en sus ojos, Elia comenzé a temblar de miedo. Su respiracion se volvié pesada de la ansiedad.
Bajo la mirada asfixiante de Asier, no le qued6 més remedio que quitar la mano.
Asier vio el cuello desnudo de Elia, el collar de diamantes que solfa destellar en su pecho no estaba..
Levanté la mirada, la miré fijamente y pregunté, “;Quién te dio permiso para quitartelo?”
Elia entro en pénico y traté de explicar: “Hoy fui a la fabrica, hacia mucho calor y estaba sudando mucho. Me quité el collar para lavarme el cuello, lo dejé en el lavabo y olvidé recogerlo... se perdio...”
La Ultima parte, “se perdi6”, la dijo en voz baja y con la cabeza agachada. Pero sus ojos estaban alertos, esperando el estallido de ira de Asier.
El siempre se enfurecia cuando descubrfa que su collar no estaba en su cuello
Asier solt6 su rostro al ver el miedo en sus ojos. Sacé su teléfono, abri¢ la aplicacién de GPS y le pasd el teléfono a Bruno: “Sigue esta ruta”.
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