¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 684

Capitulo 684

Maribel se marché sin mirar atras, como si no hubiera escuchado lo que decfa Elia. Aceler6 su paso y pronto desaparecio de la vista

Elia se encontraba de nuevo en un estado de soledad y desamparo.

Intent

ponerse de pie, pero el dolor punzante en su herida del tobillo la detuvo. No podia seguir adelante, su pierna podria quedar inutilizada.

No tuvo mas opcién que quedarse sentada en el mismo lugar, esperando a ver si alguien mas subiria la montafa.

El cielo estaba oscuro y lleno de nubes. Un reldmpago atraveso el cielo, y la noche pronto llegé. Dadas las circunstancias, era poco probable que alguien subiera la montana.

Solo podia esperar alli durante toda la noche, a ver si alguien venia en la mafiana.

Elia se abrazo las rodillas, apoyo la barbilla en ellas y se encogié en un intento de sentirse segura. En la profundidad de la montafia, el sonido de los insectos y los péjaros resonaba con mas agudeza, creando una atmdsfera siniestra y aterradora Elia estaba en tension, sin atreverse a bajar la guardia por un momento.

De repente, el sonido de los monos salvajes resoné en las montanas. El sonido se acercaba cada vez mas y Elia, al escucharlo, sinti6 un escalofrio y abrazo sus rodillas atin mas fuerte.g2

;Estaban llegando los monos salvajes?

En ese tipo de clima tormentoso, los monos salvajes tendian a aparecer en las montafias y eran de temperamento irritable, por lo que podrian

atacar a los humanos.

El ataque de un mono salvaje podia ser mas aterrador que el de una serpiente o un lagarto podian morder y desgarrar a la gente.

Record una noticia sobre una persona que fue destrozada por monos salvajes, y el terror la invadio. Estaba tan tensa que apenas podia respirar temiendo que los monos detectaran su presencia.

A pesar de su precaucion, dos monos salvajes saltaron a un arbol cercano. Elia se encontré mirando directamente a los ojos de los monos, y su rostro palidecié de miedo.

Los monos miraron a Elia, con sus ojos salvajes. Se balancearon de un arbol a otro y se acercaron répidamente a ella.

Elia, presa del panico, se puso de pie e intentd huir. Pero apenas dio un paso cuando el dolor agudo en su tobillo la detuvo, causandole un dolor tan intenso que sintié como si su corazon se contrajera.

Un rayo iluminé el valle con un estruendo. Elia grité de miedo, cubriendose las orejas. En ese momento, sinti6 que la muerte estaba cerca

Su grito enfurecié atin mas a los monos. Uno de ellos salt6 hacia ella, estirando su garra hacia su rostro. Elia estaba paralizada de miedo, su corazon latia con tanta fuerza que parecia que iba a salir de su garganta.

Justo cuando la garra del mono estaba a centimetros de su rostro, fue lanzado por el aire por una palma. El otro mono también fue pateado y

enviado volando por los aires.

Los monos, asustados por el ataque, huyeron chillando.

Aterrorizada, Elia miré hacia un lado, y vio un rostro familiar, hermoso e inesperado.

El hombre, alto y vestido con un traje negra hecho a medida, tenia un aire de autoridad y seriedad. En medio de la naturaleza salvaje, parecia un dios que descendia del cielo,

iEra Asier!