¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 618
Capitulo 618
“¢Qué sucede? ;Donde estas?” pregunt6 Elia con ansiedad.
“Estoy, estoy aqui en la, jah!” Rosalinda, con voz de llanto, dejé de hablar cuando su teléfono fue arrebatado.
Elia sostenfa su propio teléfono, del cual emanaba un caos de ruidos.
Apenas oyéndolo, sabia que la situacion era grave. El corazén de Elia se aceleré, pregunté nerviosa: "Mam4, ¢donde estas exactamente? ;Puedes oirme?”
“iMétanla en la carcel!”
Desde el teléfono, se escuchaba la voz fria y furiosa de un hombre.
Esa voz, como un rayo, golpe6 el corazén de Elia, creando un torbellino de ansiedad dentro de ella Pudo reconocer la voz de Asier Asier estaba furioso, y ordenaba friamente a sus guardaespaldas llevarse a Rosalinda a la cércel.
Luego, por el teléfono se oy6 intermitentemente los lamentos de Rosalinda, su voz se alejaba cada vez més.g2
El corazén de Elia se apretaba mas y mas.
Qué habia sucedido?
;Por qué Asier estaba tan furioso?
;Por que Rosalinda debia ser llevada a la carcel por Asier?
Elia estaba tan nerviosa como una hormiga sobre una sartén caliente, salié corriendo del Grupo Fuentes, queriendo ir a donde estaban.
Pero, ;donde estaban exactamente?
En ese momento intento calmarse, debia mantener la calma para pensar bien las cosas
Elia respiré hondo, tratando de poner en orden los sucesos
Eran las cinco y media, Rosalinda debia ir a recoger a los nifios de la escuela ese dia
Entonces, ;Rosalinda y Asier tuvieron una disputa por los nifios, que enfurecié a Asier y quiso enviarla a la carcel?
Por lo tanto, el lugar del incidente debia ser la guarderia o la Villa Serenidad!
Elia Ilamé al mayordomo, Fabio, para preguntarle sobre la situacion.
Fabio dijo: “Los nifios fueron llevados a la Casa Griera por Luisa, no estan en la Villa Serenidad.”
Elia le pregunto si sabia qué habia pasado.
Fabio le dijo que no estaba seguro.
No habfa tiempo para perder, Elia le pidi6 al chofer que condujera rdpidamente a la Casa Griera. En el camino, Elia vio un vehiculo negro que avanzaba, imponente y opresivo.
Elia lo reconocié de inmediato, era el auto de Asier
En su prisa, le pidié al conductor que se detuviera, se acercé al Rolls Royce negro y extendi6 sus brazos para indicarle que se detuviera.
"Zas!" El auto se detuvo a unos centimetros de ella, los neumaticos rechinaron contra el pavimento, produciendo un sonido agudo.
Elia abri6 los ojos que habia cerrado con fuerza, vio que el auto se habia detenido frente a ella, respiré profundamente y sin tener tiempo para pensar, corri6 hacia la puerta del auto, y golpe6 la ventana: “Abre la puerta, tengo algo que decirte.”
La ventana del auto bajé, dos guardaespaldas mantenian a Rosalinda en el asiento trasero, en el asiento delantero estaba el conductor, Asier no
estaba en el auto
Rosalinda, al ver a Elia, lloré con lagrimas en los ojos: “Elia, sédlvame, no quiero ir a la carcel, sdlvame Viendo la situacion, el corazon de Elia se apreté en su pecho, se esforzé por mantener la cama y le pregunté “Mama, ;qué ocurrié? ;Qué fue lo que te pas6 con Asier?”
Rosalinda tenia una expresién de terror en su rostro y dijo temblorosamente: “Realmente no fui yo quien empujo a Luisa, solo estaba hablando con ella, tratando de convencerla de que te aceptara, de que Asier se casara contigo, solo fui a ayudar a inés que se habfa caido en las escaleras, cuando volvi, Luisa ya estaba en el suelo...”
*;Qué?!” Elia sinti6 como si un rayo hubiera estallado en su cabeza, su cuerpo entero se estremecié y su mente quedd en blanco.
¢Le habia pasado algo a Luisa?
Rosalinda agarré la mano de Elia, temblorosa pero fuerte: “Elia, eso no tiene nada que ver conmigo, realmente no tiene nada que ver conmigo, Salvame...”
“Srta. Sauri, todavia tenemos prisa, por favor no bloquee el camino.” Dijo uno de los guardaespaldas en el auto con expresién impasible.
Luego, el auto comenzo6 a moverse.
09:50
Rosalinda agarré la mano de Elia, reacia a soltarla, llorando y pidiéndole que la salve.
Elia sinti6 que su corazon latia répidamente, estaba llena de angustia y confusion. Corrié tras el auto durante un trecho, pero el auto comenzé a acelerar cada vez mas. Rosalinda, que agarraba su mano, tuvo que soltarla.
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