Capitulo 493

Rosalinda volvi6 a casa apresuradamente, cogio el colgante de esmeralda y lo guardé muy cuidadosamente en su bolsillo antes de salir por la puerta.

Recordé que Jimena anteriormente habia ido a una tienda de antiguedades.

Incluso le habia preguntado a Jimena el nombre de la tienda de antiguedades.

Tomo un taxi y se dirigi¢ directamente a la tienda de antigtiedades.

Esta era la primera vez que Rosalinda vendla algo como una antiguedad, no sabia cuanto valia, asi que decidi6 tener charla con el administrador, el Sr. Garcia, para intentar averiguarlo.

El Sr Garcia era un hombre de unos cincuenta afios, con las sienes canosas, que parecia muy educado y emanaba un aire artistico.

Hablé con Rosalinda con mucha paciencia

Rosalinda vio que era un buen hombre, asi que decidi ir al grano, saco el colgante de esmeralda de su bolsillo muy cuidadosamente, lo puso sobre la mesa y le pregunté con una sonrisa: “Sefior, ;cuénto crees que vale esta gema? Un tasador profesional ya lo ha confirmado, es realy ademas, es una antigiedad!”

Alver el colgante de esmeralda en la mesa, con los diamantes alrededor de la esmeralda tallados en forma de dragon, el Sr. Garcia cambi6 su expresion.g2

Se puso serio al instante, su mirada se oscurecio.

Lo cogid y lo examind detenidamente durante un rato, con una expresion serfa, pregunté seriamente: “Sefora, jpodria contarme el origen de este colgante? ;Como llegd a sus manos?” Rosalinda se puso nerviosa ante la pregunta, ¢acaso este hombre pensaba que lo habla robado? Se puso nerviosa y trat6 de defenderse a si misma, diciendo: “Es de mi hija, alguien se lo regal6. Su origen es completamente legitimo.”

El Sr. Garcia asinti6 con la cabeza y dijo: “Es bastante valioso y el monto involucrado es bastante grande. En cuanto a si lo compraremos o no, tengo que preguntarle a nuestro propietario.”

Al escuchar que se trataba de una suma grande de dinero, el corazén de Rosalinda dio un salto de alegria.

Estaba a punto de hacerse rica.

Acepté rapidamente: “Si, si, ve rapido, te esperaré aqui.”

“Bien, espérame un momento.” El Sr. Garcia tomé el colgante y se dirigi6 a la oficina del segundo piso.

Ese dia, por casualidad, Rayan estaba alli revisando las cuentas de la tienda.

El Sr. Garcia 1é mostro el objeto a Rayan, cuya expresion se oscurecié de inmediato.

“iNo es este el tesoro heredado de la familia Griera?” Como comerciante de antigiedades, tenfa un cierto conocimiento y estudio sobre antigiiedades y gemas.

Rayan, siendo amigo de Asier, naturalmente habla visto este colgante de esmeralda antes. Anteriormente, este colgante se le habia entregado al padre de Asier, pero luego, cuando Asier tomo el control del Grupo Griera, el colgante de esmeralda se le entreg6 a él.

Poseer este colgante de esmeralda era un simbolo del ser jefe de la familia Griera.

El Sr. Garcia también reconocio este colgante, que estaba relacionado,con el lider de la familia Griera.

No podia tomar una decisién por si mismo, por eso se le ocurrié preguntarle a Rayan.

“;Quién vino a vender este colgante?” Pregunt6 Rayan después de verificar la autenticidad del objeto.

"Es una sefiora de unos cincuenta afios, dijo que alguien se lo habfa regalado a su hija.” Respondi6 el Sr. Garcia con honestidad.

Rayan se encontraba en el segundo piso, observando hacia abajo, donde una mujer mayor, sencilla y humilde, esperaba pacientemente en el sofa.

Sac su teléfono movil y le tomo una foto a la mujer.

Al regresar a su oficina, Rayan llen6 un cheque con la suma de tres millones y se lo pasé al Sr. Garcfa: "Dale esto directamente, dile que ya compramos”.

El Sr. Garcia asinti6 con la cabeza al recibir el cheque y se retir6 de la oficina.

Rosalinda, que estaba esperando con cierta ansiedad, vio al Sr. Garcia acercarse. Se levant6 y pregunté: “;Entonces, lo compran o no?"

El Sr. Garcia, siempre caballeroso y cortés, le respondio: “Lamento la espera, sefiora. Nuestro jefe ha decidido que vamos a comprar su colgante de esmeraldas. Tres millones, es el precio mas alto del mercado”.

“Tres millones!” Los ojos de Rosalinda brillaron de asombro, estaba tan sorprendida que no podia creerlo, su corazén latfa con una alegria desbordante.

"Aqui tiene el cheque, por favor cuidelo”, dijo el Sr. Garcia, inclindndose y extendiendo el cheque hacia ella con ambas manos.

Rosalinda, emocionada, bajo la mirada al cheque y, de repente, se enfadé: “; Asi que me engafian con unos ceros y un tres dibujados en un papel diciéndome que son tres millones? ; Asi de facil creen que pueden engafiarme?”

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