¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1727

Capitulo 1727

Hace tres afios, Ramiro habia sido el instigador de la muerte de su madre.

Y sin embargo, él siempre habfa actuado como un buen hombre, consolandola y traténdola bien a su lado.

;Hacfa todo esto solo para ganarse su gratitud y afecto?

iQué persona tan aterradora!

Ramiro vio como Elia se alejaba furiosa y quiso seguirla, pero sus pies como si estuvieran llenos de plomo, eran incapaces de moverse.

Por la mirada de Elia, él pudo darse cuenta de que habfa escuchado toda su conversacién con Liuva.

Ella sabia todo lo que él habia hecho.

Ahora ella lo odiaba hasta la médula.

Todo lo que habia hecho habia sido en vano.g2

Elia volvié a sentarse en el taxi, pensando en la conversacién entre Liuva y Ramiro. Sus emocione fluctuaban violentamente: ira, tristeza, culpa; todas esas emociones se entrelazaban.

Estaba furiosa porque Ramiro habia usado tales tacticas para estar con ella.

Triste porque su madre habia sido asesinada por alguien en quien confiaba.

Culpable por haber malentendido a Asier, empujandolo repetidamente lejos de ella.

Elia no podia calmar su respiracion; su pecho subia y bajaba violentamente, apretando fuertemente sus manos, tratando de controlar la presién que amenazaba con explotar dentro de ella.

El conductor del taxi, viendo que respiraba agitadamente desde que subi al carro, que queria llorar pero intentaba contenerse, que estaba enojada pero no desahogaba su ira, por lo que le aconsejo: "Sefiorita, si tienes alguna emocién, desahdgala. Si la guarda en su corazon, puede volver loca a la gente”.

“No tengo ninguna emocién, Simplemente vi a alguien claramente hoy y her

malentendido a otro”, dijo Elia con una voz tranquila, luchando por mantener a raya las lagrimas ardientes en sus 0jos.

"Si ya has visto claramente a esa persona, entonces deja de tratar con ella. Si has malentendido a alguien, ve y explicale para aclarar el malentendido y pide su perdén. La

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persona malentendida seguramente se siente injustamente tratada y llena de agravios. Si no aclaras las cosas, podria pasar toda su vida con ese resentimiento. La vida es asi, enfrenta los problemas y solucionalos”.

El conductor del taxi aconsejaba a Elia con optimismo y desenfado.

Sus palabras hicieron que Elia viera las cosas de manera diferente; la sensacién de que el cielo se cafa y la tensién en su corazon se disolvieron de repente.

Elia tuvo una epifania y agradecida le dijo al conductor: “Tiene razon, gracias, me siento mucho mejor”.

"Sf, no hay nada que no se pueda superar”, afiadié el conductor.

“Entonces no iré a Puerto de Estrellas, por favor, dé la vuelta, necesito ir a Villa Serenidad para explicarle que lo he malentendido durante todos estos afos”, Elia, decidida y secandose las lagrimas de los ojos, le dijo al conductor.

"iDe acuerdo, agérrate, daré la vuelta ahora mismo!”, dijo el conductor con optimismo y giré habilmente el volante.

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