¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1698

Capitulo 1698

Jimena respiraba entrecortadamente, sus pestafias temblaron y, cerrando los ojos, sinti6 el allento ardiente de Orson rociando su mejilla. El calor de sus lablos se acercaba cada vez mas, a punto de tocar los suyos,

*Jimena, jpor que no se puede abrir tu habitacion?”, exclamé Jacinta desde el otro lado de la puerta.

Como un destello eléctrico en su mente, Jimena abrié los ojos de golpe y, al ver el rostro atractivo de Orson tan cerca, to empujé con una mano en su mejilla, apartandolo de ella, y respondié temblorosa a su madre “Eh, la cerradura de mi puerta esta algo dafada...”

Tras decir eso, se giro sintiéndose culpable; era impresionante cémo habia llegado a mentir sin siquiera pensarlo.

*¢Esta dafada la cerradura? Que problematico, ni siquiera puedo entrar a la habitacion. Saldré y te comprare una cerradura nueva.” Jacinta se fue después de decir eso.

Jimena oy6 el sonido de la puerta cerrdndose y finalmente pudo respirar aliviada, casi muerta del susto.

Su corazén habia estado en una montafia rusa, subiendo y bajando, lleno de emociones y de tension.

Justo cuando Jimena empezaba a calmarse, la voz burlona de Orson resoné a su lado: “Te he ayudado, ;como piensas agradecermelo?”

Jimena lo miré sorprendida: “;Aun tienes el descaro para decir eso? ;Cuadndo me has ayudado?“g2 *La llave de la puerta esta en la mesa del comedor”, dijo Orson.

Viendo su rostro burlén y divertido, Jimena comprendi6 al instante que habfa sido Orson quien habfa cerrado la puerta desde afuera.

Por eso su madre no habia podido abrir la puerta.

Con una risa irénica, Jimena comenté: “Quién lo dirfa, jtienes poderes de adivinacion? Con esas habilidades, ;por qué no te vuelves adivino?”

Terminando de hablar, Jimena tomé una bata que estaba doblada en el bao, se la puso y sali¢.

Lo primero que hizo fue tomar la llave y abrir la puerta de su habitacion. Recogié con rapidez la ropa que estaba en el suelo, sin detenerse a distinguir qué era suyo y qué de Orson, y lo lanzé todo a la lavadora, junto con las sdbanas de la cama.

Anadié el detergente y puso en marcha la lavadora.

Después de hacer todo esto, volvié a su habitacién y se puso ropa limpia.

Una vez vestida, su tension empezé a disminuir un poco.

Habfa querido darse un buen bafio y ahora, incluso después de cambiarse, sentfa su piel pegajosa. No habfa mas opcién, lo urgente era prepararse para el regreso inminente de su madre.

Jimena revisé su armario y no encontré nada que Orson pudiera usar.

Respir hondo y se acercé a la puerta del bafio, golpeando: “Orson, jsal de ahi!”

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"¢Qué pasa? Aln no he terminado de bafiarme”, contest Orson.

";Todavia tienes animos de ducharte en mi casa? Ve a bafiarte a la tuya!” Jimena estaba furiosa, no podia creer que él siguiera tan relajado,

"Si me desnudé aquf, es justo que me bafie aqui”, Orson se mantuvo firme.

“jQué l6gica mas absurda! jSal ahora mismo, si mi mama regresa no podras irte!” Jimena estaba desesperada.

“Bueno, entonces me quedaré. Sera el momento perfecto para explicarle a tu mama lo que discutimos ayer”, dijo Orson con un tono malicioso.

"iT4!" Jimena, sin pensar en otra cosa, abri6 la puerta del bafo de golpe y le lanz¢ la bata: “jPéntela y vuelve a tu casa ya!”

Jimena estaba roja de la verglienza y hablaba en serio, sin ninguna intencion de bromear.

A menos que me perdones y olvides lo que pasé hace tres afios, no me iré”, Orson aproveché para egociar.

Si perdia esta oportunidad, no tendria otra chance de conseguir el perdén de Jimena.

lace tres afos, habia cometido el error de acostarse con Priscila estando borracho, y era su culpa. Cualquiera que fuera la razon, era un error que él habfa cometido.

i Jimena no lo perdonaba esta vez, él nunca tendria otra oportunidad de ser perdonado.