¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 1678
Capitulo 1678
Marisa retrocedié dos pasos, asustada por la presion incesante de Orson, sujetando con fuerza la mano de Priscila.
Al ver que Orson estaba realmente enojado, incluso Marisa, una persona tan decidida, se sinti6é desorientada por el miedo.
Con una resolucion firme, Priscila avanzo, colocando a Marisa detréas de si misma, y con la barbilla en alto le dijo a Orson: “Como Marisa dijo, fue Jimena quien vino por los dos millones, Jimena es de las que se deslumbran con el dinero risa simplemente se dejo llevar.”
“¢Se dejo llevar?” Orson gir6 bruscamente hacia Priscila, con una mirada afilada y llena de
ira.
Priscila se sobresalté al ver esa mirada, su presencia se debilité de repente y retrocedié, a punto de caer al suelo, pero por suerte Marisa estaba detrés de ella para sostenerla.
Orson agarré el hombro de Priscila y la arrastré a un lado, confrontando a Marisa: “Puedes seguir mintiendo, pero ahora mismo voy a hablar con mi primo y renunciaré a toda herencia de la familia Salcedo. jQue él se quede con todo!”
"iTG...I" Marisa estaba tan enojada que le faltaba el aire en sus pulmones, casi asfixiandose.
Ella respiraba con dificultad, mirando a Orson con incredulidad y dolor, asintiendo con la cabeza "Orson, eres cruel, jigual que tu padre!”
Marisa, temiendo que su enojo se convirtiera en un ataque al corazon, se llevé la mano al pecho, hablando con palabras severas.g2
Orson solté una risa fria: “Soy hijo de mi padre, ;a quién mas deberia parecerme?”
Después de decir eso, la expresion de Orson se volvié més frfa: “jHabla!”
Su voz potente y retumbante hizo temblar a Marisa, quien al ver los ojos rojizos de Orson, comprendié que él estaba hablando en serio. Si no deca la verdad, Orson, con su caracter caprichoso, seguramente llamaria a su primo en el acto y renunciaria a su derecho de sucesion. Marisa habia trabajado duro durante afios, incluso arreglando un matrimonio entre Orson y Priscila, para que Orson pudiera tomar las riendas de la familia.
Lo que més temia era que Orson actuara impulsivamente.
“Esta bien, lo diré.” Marisa apret¢ los dientes y finalmente cedié.
“Marisa...” Priscila mir6 a Marisa con miedo, no queria que revelara la verdad a Orson, porque entonces Orson y Jimena podrian reconciliarse.
18:58
Céllate! Priscila apenas habia hablado cuando Orson le lanzé una mirada amenazante.
Priscila se mordi6 el labio, sin atreverse a hablar imprudentemente de nuevo.
Con la situacién tal como estaba, Marisa sabia que Orson no descansarfa hasta conocer la verdad. Tomo una respiracién profunda, tratando de calmarse, y le dijo a Orson: “Es cierto, hace tres afios, fui yo quien le ofreci6 deliberadamente los dos millones a Jimena para que te dejara. Pero ;sabes? Ella no intenté ni por un segundo luchar por estar contigo, acepté mi dinero de inmediato y accedio6 a mis condiciones.”
Marisa se detuvo en medio de su confesion al ver que los ojos de Orson, normalmente hermosos, estaban temblorosos y humedecidos con una c de lagrimas. Era llanto!
El apretaba los dientes con fuerza, todo su cuerpo tenso por la ira y el dolor.
Nunca habia visto a Orson asf.
Y ahora, viéndolo en ese estado, su corazén se hundia como si cayera por un precipicio.
Con preocupacion, llamo suavemente: “Orson...”
Extendié su mano para tocar su hombro, pero antes de que pudiera hacerlo, Orson la aparté con fuerza.
“iNo me toques!” Orson rugié con una ira contenida.
Las lagrimas brillaban en sus ojos, pero Orson no permitié que cayeran. El dolor de ser traicionado y calculado por su propia familia era insoportable; sentfa su corazén aprisionado por un candado oxidado, cada respiracion tiraba y dolia.
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