¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1285

Capitulo 1285

Mientras decia esto, levant6 el trasero que acababan de intentar sentarse y, apoyandose en su bastén, caminé con dificultad hacia la ventana.

“Despacio, yo te apoyo.” Rosalinda no afiadié mas y ayudé a Ramiro a llegar hasta el alféizar para sentarse.

Al voltearse, mir6 de reojo a Elia con desaprobacion: “Hija, no te he visto tan exigente antes, y ahora de repente te pones especial.”

Elia bajo la mirada, sin decir nada.

“Sefiora, no se moleste con Elia, ella tiene razon. Los tamales que les traje son frescos del comal, no son sobras de mi comida, coman mientras estan calientes,” dijo Ramiro con su habitual actitud conciliadora, sin mostrar sefiales de enojo.

Su trato amable y su temperamento sereno hicieron que Rosalinda sintiera atin mas que Elia estaba abusando de él.

De nuevo, Rosalinda miré a Elia con cefio fruncido: “Mira a este hombre, debes ser mas abierta de mente.

"Si, mam4, ya sé.” Para evitar otro sermon de Rosalinda, Elia se apresuré a responder.

Se acerco y abrié el empaque que estaba en la mesita de noche, y el aroma de la comida se esparcié en el momento en que levant6 la tapa.g2

Elia y Rosalinda se habfan quedado dormidas sin almorzar y, al oler la comida, sus estémagos empezaron a rugir de hambre.

Rosalinda, un poco avergonzada, se tocé el estémago y dijo riendo: “Jeje, mirame, ya me veo igual de glotona que nuestra Iria.”

Dicho esto, le dio a Ramiro una sonrisa timida, y él, siempre manteniendo su sonrisa célida y amigable, dijo: “Vamos, coman.”

“Mhm," respondi6 Rosalinda, tomé un plato de comida para Elia, y se sirvié otro para ella misma, comenzando a comer.

Elia se sent6 en una cama con su plato, mientras Rosalinda se senté en otra.

Ramiro se quedé sentado en el alféizar, desde donde podia verlas perfectamente. Viéndolas disfrutar tanto de la comida, su mirada se entristeci6 ligeramente, y dijo con culpa: “Sefiora, lo siento, cuando usted cay al agua, deberfa haber sido el primero en saltar a salvarla, maldita sea mi discapacidad que me impide moverme como quisiera...”

Al oir sus palabras llenas de remordimiento, Elia levanto la vista hacia él, con la boca llena de comida, y rdpidamente intent consolarlo: “Sr. Ramiro, no se culpe, estamos muy agradecidos con usted. Con su condicién, aunque hubiera saltado, no habrfa podido nadar, y ademas, fue usted quien llamo al pescador para pedir ayuda.”

Elia estaba realmente agradecida con Ramiro; no tenian ninguna relacion de sangre y, sin embargo, él le habia ayudado tanto

Y ella apenas podia evitar ser una carga para él.

“Que va, al final fue Asier quien sacé a Rosalinda del agua, y supongo que en tu corazon, él es a quien

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mas agradeces ahora, dijo Ramiro, bajando un poco la vista.

Como si hubiera perdido alguna oportunidad.

Al escuchar el nombre de Asier, el corazon de Elia se sinti6 como si estuviera oprimido por una piedra, pesado.

Sus sentimientos hacia Asier eran confusos.

Sentia resentimiento y temor hacia él, queria huir, pero su corazon latfa descontroladamente cada vez que él se acercaba.

Ni ella misma sabia qué sentia exactamente por él.

"Si no hubiera sido porque mi mama estaba a punto de ahogarse, él probablemente no habria saltado,” dijo Elia con voz apagada y continu comiendo.

Sus palabras no transmitian gratitud, sino una mezcla de sentimientos: reproche, ira y dolor.

Si Asier hubiera saltado al agua inmediatamente después de que Rosalinda cayo, tal vez ella no habria sido arrastrada bajo el agua.

Y no habrfa sido necesaria una resucitacién cardiopulmonar.

Asier, en un principio, ni siquiera habia pensado en salvar a Rosalinda,

Incluso habfa intentado impedir que Ella saltara para salvarla.

Solo después, al ver que ella estaba dispuesta a arriesgarlo todo para rescatar a Rosalinda, Asier decidi6 entrar al agua.

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