¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1185

Capitulo 1185

“¢Entonces

qué piensas hacer?” Elia solo podfa acatar la voluntad de Jimena.

“Primero quiero que vengas conmigo a ver qué pasa, y ya alli improvisaré.” Dijo Jimena, el principal motivo era que si alguien la acompafiaba, se sentirfa mas valiente y con més confianza, y sus pequefias artimafas podrian ser mas efectivas.

Si Elia no la acompaniaba, ella se acobardaria en el momento decisivo, temiendo arruinarlo todo con el doctorado recién llegado del extranjero.

"Esta bien, pediré permiso en el trabajo esta tarde para acompaniarte.” Elia accedio.

Jimena dijo juguetonamente. “Eres la mejor, Elia, te adoro, besitos.”

Esa tarde, Elia le pidi6 permiso a Vicente Fuentes para ausentarse medio dia y fue al restaurante que Jimena habia mencionado.

Jimena ya estaba esperando en la entrada y, al verla llegar, se acercé con entusiasmo y la abrazé por el brazo: “Ya lo vi, esta sentado cerca de la ventana, vamos directo.”

Jimena caminé con Elia hacia la mesa cerca de la ventana, donde un hombre estaba sentado. EI hombre tenfa un aspecto pulcro, llevaba lentes sin marco, no era ni gordo ni delgado, llevaba la imagen tipica de un intelectual.

Vestia una camisa blanca con una corbata a rayas azules y rojas, su apariencia era distinguida entre la gente comin, con un aire refinado y una esencia de erudito.g2

Jimena se acercé con Elia, sonriendo y saludando: “Hola, ;tu eres Daniel, el que me presentaron?” El hombre levanté la mirada, observé a Jimena un momento y luego a Elia, se puso de pie y con una sonrisa dijo: “Si, soy yo. ;Cudl de ustedes es Jimena?”

Elia se presento: “Ella es Jimena, soy su amiga intima, vine para acompanarla.”

“Muy bien, por favor, tomen asiento...” el hombre invit6 con cortesfa y entusiasmo a que se sentaran frente a él, llamo al camarero y éste les pasé el menu

“Miren a ver que se les antoja comer.” Dijo, indicando que Elia y Jimena eligieran.

Con una sonrisa en su rostro, Jimena respondio: “Senor, usted elija, nosotras somos faciles a complacer, no somos exigentes.”

“Esta bien, si no les gusta lo que elija, pueden decirlo, no hay problema, no sean timidas.” Dijo D Pidi¢ algunas recomendaciones del camarero, incluyendo el plato estrella del restaurante, y sele varios mas.

El camarero tomo nota y se fue a preparar la orden.

Daniel mir6 a Jimena con una sonrisa amable y pregunté: “;Cuales son tus pasatiempos favoritos, Jimena?"

El protocolo estandar de una cita a ciegas era preguntar sobre los intereses de la otra persona. Jimena se sinti¢ incoémoda y tiré discretamente del rincon del vestido de Elia buscando su ayuda. No sabfa como manejar esa situacion tan estructurada.

Elia, sosteniendo un vaso de agua, tomé un sorbo y al recibir la sefial de auxilio de Jimena, respondié

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por ella: “Ella disefia joyerfa y le gusta dibujar en su tiempo libre.”

Jimena contuvo la risa. ;Desde cuando le gustaba dibujar? Aparte del trabajo, raramente tocaba un pincel. jLo que realmente disfrutaba era ir a los bares a tomar!

Pero decir eso probablemente asustarfa al otro.

Al oir que a Jimena le gustaba dibujar, Daniel se mostré encantado y dijo: “Mi pasatiempo favorito también es dibujar, incluso estoy inscrito en una clase de arte. No tenia idea de que Jimena fueral profesional, después tendras que ensefiarme. Podrfa considerarte mi maestra desde ahora.”

Al ver que Daniel estaba demasiado entusiasmado, Jimena se apresuré a decir: “No, no, no puedo ser maestra de nadie, y menos de un cerebrito como ti. Soy muy mala estudiante, ;cémo podria yo ensefarte? En realidad, mi amiga solo dijo la verdad a medias. Disefio joyas, pero no me gusta dibujar. Me gusta ir a bares a beber...”

Su honestidad abrupta hizo que la sonrisa de Daniel se congelara por un momento.

Cuando parecia que Daniel tenia ciertas reservas sobre ir a bares, y justo cuando Jimena estaba a punto de revelar més de sus vicios, de repente, varios conocidos entraron por la puerta del restaurante. Jimena vio a uno de los hombres y sintié su corazén hundirse.

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