Capítulo 1957

Maira había mandado un montón de currículos últimamente, pero todos parecían caer en un pozo sin fondo, sin obtener ninguna respuesta.

Mirando su bandeja de entrada tan vacía, Maira no pudo evitar suspirar: “¡Ay, Dios mío! ¿Por qué es tan difícil encontrar un trabajo?”

Se tumbó en su cama y empezó a deslizar la pantalla de su celular por la lista de contactos…

Por culpa de Ineta, que siempre le ponía la zancadilla, casi nadie quería ser su amigo en sus años de estudiante.

Después de la graduación, los que seguían en contacto eran aún menos.

La única que había sido una excepción era una chica llamada Begoña, con quien Maira solía compartir las tareas de la clase; su relación era bastante buena y se mandaban saludos de vez en cuando después de graduarse.

Maira abrió la conversación con Begoña y, con algo de vacilación, le envió un mensaje: “¿Estás ahí?”

No pasó mucho tiempo antes de que Begoña respondiera: “¿Qué pasa, vieja amiga?”

“¿Tendrás tiempo para vernos y comer algo juntas pronto?”

“¡Claro que sí! Estoy más aburrida que una ostra.”

Charlaron un rato y acordaron encontrarse esa noche para cenar juntas.

Maira se animó con la idea de ver a su amiga y decidió arreglarse un poco antes de salir.

Al abrir el armario, se sorprendió al encontrar un montón de ropa nueva, y todo de su talla.

Confundida, Maira llamó a la empleada de la casa para preguntar qué pasaba.

“¿De quién es toda esta ropa y por qué está aquí?”

La empleada respondió con respeto: “Esto es algo que la señora Galán, su abuelita, preparó especialmente para usted.”

Su abuelita Brenda…

Maira no esperaba que Brenda fuera tan atenta y considerada, y se sintió muy conmovida.

Como justo ella no tenía ropa decente para ponerse, eligió un vestido sencillo de un color sólido y salió de

casa.

Tomó el autobús al lugar acordado y desde lejos vio a Begoña. Se acercó rápidamente y la saludó con un abrazo: “¡Cuánto tiempo sin verte, amiga!”

“¡Claro! Desde que te graduaste, desapareciste. Ni idea de en qué andabas,” dijo Begoña tomándola de la mano y examinándola de arriba abajo. “¡Epa! Maira, algo raro hay en ti.”

Maira se sintió incómoda bajo su mirada y se revisó a sí misma, “¿Qué pasa? ¿Qué tengo de raro?”

Begoña la miró con ojos entrecerrados, “Ese vestido tuyo debe haber costado cientos de dólares, ¡qué lujo! ¿Cómo te hiciste con ese dinero?”

Maira se quedó perpleja y miró hacia abajo a su vestido…

¿Ah? ¿Este vestido costaba cientos de dólares?

Sabía que los regalos de la abuela no serían baratos, pero no había imaginado que el vestido fuera tan caro.

“Eh… creo que te equivocas, esto es de una marca genérica, ya sabes cómo estoy de dinero, no puedo darme lujos con la ropa.”

16.11

Captulo 1957

“Vaya! Pues esta marca genérica’ tiene una calidad increible, comentó Begoña, mientras la miraba con una mezcla de admiración y preocupación. “Maira, ¿tu familia todavía te trata mal?”

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