Capítulo 1828

Las lágrimas de Sofia brotaron: ¡Si, Romi ha desaparecido! ¡No llegó a Albaria!”

Arturo frunció el ceño, sin decir nada, regresó a su habitación, dejando la puerta abierta para su hija.

Viendo que su padre no mostraba señales de movimiento, Sofía se apresuró a seguirlo adentro. “¡Papá! ¡Dios mio, di algo! ¡Estoy desesperada!”

Su padre tomó un vaso de agua en la sala y dijo con calma: “¿Qué quieres que te diga?”

Sofia estaba tan desesperada que se pisoteó el pie, “¡Ayúdame a contactar a tus hombres que fueron a buscar

a Romi!”

Arturo miró a su obstinada hija, agarró su móvil y marcó el número de uno de sus hombres, después de activar el altavoz, dejó el teléfono a un lado.

Pasados unos segundos, Sofía escuchó el mensaje de que la llamada no podía conectarse, y el sistema automáticamente colgó la llamada.

La esperanza en los ojos de la chica se desvaneció por completo, “¿Cómo, cómo puede ser esto? ¡Papá, por favor, por favor, envia a alguien para encontrar a Adri! Te lo ruego.”

Arturo pareció haber anticipado que la llamada no se conectaría, sin mostrar sorpresa alguna, bebió con calma su agua antes de responder: ¿Todavia no lo entiendes? Él ha querido dejarte hace tiempo, incluso si lo encontramos, ¡no serviría de nada!”

Sofia levantó el brazo para limpiar sus lágrimas y dijo en voz baja: “¡Si servirá, estoy segura de que si! Papá, ayúdame a encontrarlo, ¡yo me encargaré del resto!”

Arturo golpeó pesadamente su vaso de agua en la mesa, “¡Ya basta! ¿Hasta cuándo vas a seguir siendo tan ingenua? ¡Todo el mundo puede ver que ese hombre no te ama! ¿Para qué quieres a un hombre que ni siquiera quiere tocarte? ¡Déjalo ir! ¡No lo busques más!”

Sofia, como loca, derribó todo lo que había en la mesa, “¡No! ¡No puedo! ¡Tengo que encontrarlo! ¡El es mio, es mi hombre! ¡Quiero estar con él, tener hijos con él, pasar mi vida con él!”

Viendo a su hija actuar así, Arturo estaba tan dolido como enfadado, “¡Pero él no te quiere!”

Sofía lloró y gritó: “No! ¡No es así! ¡Él me ama! ¡Me ama! ¡Tenemos que encontrarlo! Debemos encontrarlo!”

Arturo resopló, “¡Encontrarlo no servirá de nada! ¿Cómo crees que se escapó? ¿Crees que pudo escapar de mis hombres con éxito mientras estaba en silla de ruedas y con un niño?”

Sofia se quedó en silencio por un momento antes de darse cuenta, “Papa, estás diciendo que las piernas de Romi están bien?”

Arturo la miró con desaprobación, “¡Probablemente ha estado planeando cómo librarse de ti por un tiempol ¡Probablemente ya ha vuelto a la casa de los Gómez! ¡No servirá de nada que lo encuentres ahora! Si me haces caso y te quedas tranquila en el hotel, esperando a que se aclare el asunto con el fisco, luego volvemos a Albaria juntos y no te metes más con él, creo que ese Adrián no nos buscará problemas Pero si no me haces caso, no puedo hacer nada por ti, tendrás que enfrentarte a las consecuencias tu misma!”

Lo último que Sofía queria era que su hombre volviera a la Mansión Gómez Todavia queria engañarse a sí misma, “No, no puede ser! Romi no tiene recuerdos del pasado, ¿cómo podria volver a la casa de los Gómez?! No puede ser.”

Arturo se sintió completamente impotente ante su hija, ¿Crees que el efecto de la hipnosis que le aplicaste podría durar para siempre? ¡Quizás ya se ha acordado de todo y solo estaba fingiendo delante de ti!”

Sofia recordó todo lo que había ocurrido recientemente y empezo a darse cuenta.

*Aunque… aunque sus piernas estén bien, aunque realmente haya recuperado la memoria, todavía quiero encontrarlo! ¡Quiero que sepa que yo soy quien más lo ama en este mundo! ¡No esa Esther!”

Después de decir esas palabras casi con delirio, Sofía se levantó y corrió hacia la puerta.

Arturo frunció el ceño y la llamó varias veces, ¡pero ella no volteó!

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