Un Beso Que Le Atrapó A Mi Señor Perfecto Novela Completa
Capítulo 1821

Capítulo 1821

Al ver esto, Max, sentado en el coche, ya no pudo soportarlo más. Quería abrir la puerta y bajar, pero se dio cuenta de que su mamá la había cerrado con llave.

Sin otra opción, bajó la ventanilla, asomó la cabeza y le gritó: “¡Mamá! ¡Mamá, me disculparé, no te pelees con ellas, son demasiadas! Estoy dispuesto a disculparme.”

Esther, que estaba preparada para la batalla, al oir la voz de su hijo, ablandó su mirada, se volvió hacía Max y le dijo severamente: “¿Disculparte por nada? ¿No te he dicho que nunca debes disculparte si no has hecho nada malo? ¡Cierra la ventanilla y cuida a tus hermanos!”

Max, con los ojos llorosos, no quería ver a su mamá siendo intimidada.

En ese momento, Gaspar y Helena tampoco se quedaron quietos, querían seguir a su hermano y salir del coche para proteger a su madre.

Esther, distraída por sus hijos, fue agarrada por el pelo por una mujer corpulenta que se acercó rápidamente.

Los tres niños gritaron al unisono al ver eso:

“¡Mama!”

“¡Mama!”

“¡Mamá! ¡No! ¡No le pegues a mi mamá!”

Esther reaccionó y contraatacó, pero no tuvo éxito debido a la avalancha de otras mujeres.

Justo cuando todas las mujeres estaban a punto de lanzarse a golpearla.

¡Bang! Un fuerte ruido.

¡Bang! Dos ruidos.

¡Bang, bang, bang! Los golpes continuos comenzaron a resonar, también empezó a salir humo alrededor.

Las mujeres se asustaron y dejaron a Esther para mirar alrededor.

¿Qué estaba pasando? ¿Qué era ese ruido?

Vieron que muchos vehículos todoterreno grandes venían de fuera y sin ceremonias, estrellaban una y otra vez los coches que estaban en medio de la carretera.

Al ver que el coche que había alquilado estaba destrozado, el padre del niño gordo se puso nervioso y grito ¿Quién es? ¿De dónde vienen estos coches, no tienen ojos? ¿Por qué tienen que destrozar mi coche? ¡Si son hombres, bajen y enfrentenme!”

Cualquiera que tuviera ojos y cerebro vería que no fue un accidente, ¡fue a propósito!

El padre del niño gordo estaba muy dolido. Habia tantos coches destrozados, ¿cuánto tendria que pagar?

Su familia era rica, pero no tan rica como para no importarle.

Estaba preocupado, no sabia qué hacer y un vehículo todoterreno de gran tamaño se abrió paso entre los coches negros.

¡Bang, bang, bang! Después de una serie de explosiones, el todoterreno se detuvo junto al coche de Esther.

Luego, la puerta se abrió y bajó un hombre grande y guapo.

Esther estaba arreglando su cabello, que habia sido desordenado por esas gordas. De repente vio al hombre que no le había respondido los mensajes el dia anterior apareciendo delante de ella y se quedó boquiabierta.

¿De dónde vino? ¿No había vuelto a Albaria?

El padre del niño gordo se acercó a reclamar daños, “¿Eres tú, verdad? ¡Destrozaste todos mis coches! ¿Tienes

que compensarme! ¡Eres un loco! ¿Sabes cuánto valen esos coches?”

Capitu