Capítulo 2239

Raquel soltó un bufido con desdén.

“Llevas mucho tiempo conociéndome, lo que quiero es ser el centro de atención, si hay algo que me impide llegar a eso, pues simplemente lo elimino.

Si llegas a molestarme, vas a acabar igual, asi que mejor comportate.”

Ambos se miraban a través del espejo.

La mano de Raquel golpeaba suavemente la cara del hombre, quien no solo no se enfadaba, sino que parecia cada vez más emocionado.

Le encantaba ese lado rebelde de

Paquel.

“Basta ya, no te me pegues como un cachorro, lárgate de mi camerino y no dejes que nadie te vea.”

Después de usarlo, Raquel lo había desechado sin miramientos, pues este hombre la habia seguido durante años, siendo un juguete para pasar el rato cuando se aburría, como una mosca cojonera.

“Está bien, pero al menos permiteme darme una ducha rápida y cambiarme antes de irme.”

El hombre era uno de los guardias de seguridad, el mismo que no quería asumir responsabilidades.

Nadie habria imaginado que en realidad estaba conspirando con Raquel en contra de Maira.

Al principio, cuando Raquel le propuso hacer algo tan dañino, él estaba completamente reacio.

A pesar de su amor por Raquel, tenía sus limites.

Pero cuando ella lo miró con esos ojos llenos de sentimiento, sintió que podía darlo todo por ella, incluso su vida.

¿Cuándo ella lo habia mirado de esta manera anteriormente?

Raquel sabía que él aceptaría, de hecho, él mismo también lo sabía.

Simplemente era cuestión de tiempo que sucediera.

Al final, él consiguió un beso de Raquel a cambio de su ayuda.

Aunque realmente detestaba a Asier, ella finalmente le permitió darse una rápida ducha en su Si salía tan mojado, ¿no sería como decirle al resto del equipo que un guardia había entrado a habitación?

Lo que no esperaba era que, justo cuando él terminaba de ducharse y se disponía a irse, alguier golpeara la puerta del camerino.

Ambos se miraron, viendo el pánico en los ojos del otro.

“¿Quién podria estar tocando tu puerta?”

“¿Alguien te vio entrar?”

Ambos se preguntaban al mismo tiempo, y Asier fruncia el ceño, negando con tensión.

“Me aseguré de que nadie me viera entrar.”

Raquel rápidamente empujó a Asier hacia el baño, no podían permitirse ningún error en ese momento.

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¡No podían dejar que nadie descubriera a Asier en su habitación!

“Entra tú primero, quizás es alguien que me está buscando.”

Ella empujó a Asier varias veces, instándolo a no quedarse parado como un tonto.

Asier finalmente entendió la situación y se metió de puntillas de nuevo al baño.

Pero las huellas húmedas que dejó eran evidentes.

El insistente golpeteo en la puerta sonaba otra vez, Raquel no podia preocuparse por eso ahora, solo podía tomar una respiración profunda y abrir la puerta con calma.

Con una expresión de impaciencia, abrió la puerta: ¿Quién es?

¿No dije que quería descansar y que no me molestaran?”

En la puerta estaba una trabajadora con gafas que parecía estar siempre cerca de Lia.

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