¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 939
Capitulo 939
Elia estaba inquieta, temiendo que Asier perdiera los estribos.
Fabio también se secé el sudor de la frente. Al ver la cara de Asier, supo que los tnicos que osarian enfrentarse a él serian los cuatro nifios.
Fabio esperaba el estallido de Asier. Su cuerpo empez6 a temblar del miedo.
Pero Asier simplemente se llevé la mano a la sien y hablé con voz baja “Todos a dormir en sus habitaciones, esperen a que su madre les cuente cuentos antes de dormir.”
“No entiendo Iria no comprendié las palabras de Asier y estaba a punto de protestar.
Antes de que pudiera terminar su frase, Elia le cubrié la boca y la interrumpié. Sosteniendo sus hombros y mirdndola a los ojos, Elia le explicd: “Lo que tu padre quiere decir es que tu madre os contara cuentos esta noche, pero cada uno debe dormir en su propia habitacién y esperar a que mama os cuente el cuento.”
Ina parpadeo con sus ojos confundidos y pregunté Eso es lo que quiso decir?”
“Por supuesto.” respondio Elia.
“Entonces no quiero dormir, quiero esperar a que mama me cuente un cuento.” dijo Joel, saltando de alegria.g2
“Yo quiero ducharme y luego esperar a que mama me cuente un cuento.” Ines, impaciente, comenzé a correr hacia el bafo.
"Soy el mayor, mama me contard el cuento al final. No me dormiré, esperaré a mama.” Abel, siempre el mas considerado, sabia que debia ceder
a sus hermanos menores.
Con eso, los cuatro nifios se dirigieron al bafio, emocionados por ducharse y acostarse temprano para que su madre les contara cuentos.
Elia se levanto y sonri6 al ver a los nifios correr al bafio. Su mirada se encontré con los ojos oscuros de Asier, lo que hizo que su corazén temblara. “Voy a ver a Iria e Ines.’ dijo Elia apresuradamente. Despues de bafiar a los nifios, los pequefios cuerpos himedos yacian en la cama, llenos de vapor de agua. Se velan adorables, suaves y rollizos.
Elia busco ropa para Iria e Inés, su estado de animo suave y relajado.
“Mam4, esta noche quiero dormir contigo y con Inés,” dijo Iria, mientras se vestia.
Inés asintio “Si, juntas”
Elia sonrio calurosamente y dijo. “Por supuesto, carifio, Ponte la ropa y acuéstate en la cama, mama 0s contara un cuento.”
Los nifios obedecieron, se vistieron y se acostaron en la cama
Elia cogi6 un libro de cuentos y comenzé a leerles uno
Quizas por estar junto a su madre, los nifios se relajaron facilmente. La voz de Elia era tan suave como el agua, con un efecto hipnético.
Antes de que Elia pudiera terminar el cuento, las dos nifias ya estaban en el pais de los suefios.
Elia se levanto silenciosamente y fue a la habitacion de Joel y Abel, quienes también compartian una habitacién.
Al ver que Elia habia llegado, los dos nifios se apresuraron a levantarse Habfan estado esperandola ansiosamente.
“Mama, te hemos estado esperando.” dijo Joel, frotédndose los ojos somnolientos con su voz infantil.
Abel también se froté los ojos. A pesar de su fuerza de voluntad, todavia era un nifio y ya casi eran las diez de la noche, normalmente se habrian dormido a las nueve.
Elia sintio una mezcla de dolor y amor: “Ya estoy aqui, acuéstate y yo os contaré un cuento
Los nifios obedecieron y se acostaron. Elia se acost6 en el borde de la cama y continu leyendo el cuento que no habia terminado. Solo habia leido un par de parrafos cuando oy¢ la respiracion regular de los nifios
Elia dejo de leer, puso una sonrisa en su rostro, y susurré a sus pequefios: “Buenas noches, mis amores.”
Se levantd silenciosamente y regresé a su habitacién. Al ver que Asier no estaba alli, suspird aliviada. Busco ropa en el armario y entré en el bafio para ducharse Justo cuando estaba a punto de cerrar la puerta, algo la detuvo.
Elia contuvo la respiracion.
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