¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 937
Capitulo 937
Ella estaba tan enojada y celosa que su rostro se retorcia, cuando Ramiro la mir6, su cara cambi6 de inmediato a una sonrisa.
En unos pocos segundos, Ramiro pudo ver la hipocresia en la cara de Liuva Se rio por dentro, pero en su rostro se mantuvo su habitual sonrisa: *Sefiorita, jpor qué no dejaste que el Sr. Griera la llevara a casa?”
Ramiro no habia visto lo que pasé en el cuarto privado, pero adiviné por qué Liuva habia entrado. Estaba seguro de que habia tratado de seducir a Asier por todos los medios posibles.
iPero fracaso!
La sonrisa que Liuva logro forzar en su rostro se congelo por un momento. Sin embargo, répidamente volvié a su risita coqueta.
"Acerca de lo que estas diciendo, solo he coincidido con el Sr. Griera unas pocas veces, ;c6mo podria llevarme a casa tan pronto? No somos viejos amigos No negd que queria ir a casa con Asier Eso era algo que Ramiro tenfa que admitir que admiraba. No muchas personas podian mostrar su ambicion tan claramente.
"Si quieres, a lo mejor yo puedo ayudarte Dijo Ramiro, evitdndola y caminando para alejarse.
Liuva se sobresalto, estaba emocionada por dentro, y rdpidamente se dio la vuelta, hablando al aire mientras Ramiro se alejaba: “Senor, jestés diciendo que puedes ayudarme a conquistar a Asier?"g2 Ramiro se detuvo brevemente, pero no se dio la vuelta y siguio caminando
Liuva fruncié el cefo. Ramiro era un poco extrafio, habfa dicho que podria ayudarla, pero la ignoro. El auto se detuvo en el patio de la villa, era Villa Serenidad.
En cuanto se detuvo, Elia abri6 la puerta del auto y se dirigié directamente a la casa sin atreverse a mirar hacia atrés.
En la sala de estar, Fabio estaba tratando de calmar a los cuatro nifios y dijo: “Nifios, nifias, después de que se banen, los llevare a ver a papa. Que tal si papa los lleva a ver a mama?”
Joel cruzé los brazos con enfado y dijo: “Humph, no me voy a bafar, esperaré a que papa vuelva.” “Quiero que mama me baie Iria decia con lagrimas en los ojos y un puchero en la boca.
"Quiero a mama, a la abuela Inés decia débilmente, con lagrimas en los ojos.
";Estan papa y mama juntos?” pregunté Abel.
Cuando Elia entré a la casa, vio a los cuatro nifios enfrentdndose a Fabio, con adorables expresiones enojadas en sus pequenos rostros.
Estaban hablando de querer encontrar a mama y a la abuela.
El corazon frio y asustado de Elia de repente se suavizo, una sonrisa aparecio en sus labios y dijo en voz alta “;Por qué no se estan bafnando? Mama esta aqui”
En cuanto dijo eso, cuatro pequefias cabezas se giraron hacia ella al unisono. En el instante en que la vieron, sus ojos infantiles y oscuros se iluminaron como estrellas en el cielo.
“Mama!” Los pequefios gritaron al unisono, corriendo hacia Elia con sus cortas piernas.
Elia se agacho y abrio los brazos para recibir a sus pequefios tesoros
“Mama, ;por que tardaste tanto en volver?”
Los pequefios corrieron hacia sus brazos. Iria se agarré fuertemente a la ropa de Elia y froto su rostro contra su pecho con una expresion de
tristeza
Elia fue empujada hacia atrés por la fuerza de los nifios corriendo hacia ella, y casi cay6 al suelo con ellos en sus brazos.
Una mano grande la sostuvo por la espalda, estabilizandola.
El calor de esa mano era seco y ardiente.
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