¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 710
Capitulo 710
Ela se detuvo y se volte para ver a ese hombre de mediana edad que antes estaba parado frente a Asier, humildemente adulédndolo.
Era el padre de Maribel Felipe Magro.
Elia se quedo en su lugar, esperando lo que él tenfa que decir.
Felipe también se levanto y se acerco a Elia, se detuvo a un paso de distancia. Ya no mostraba la actitud sumisa que habia demostrado frente a Asier, sino mas bien un aire de superioridad.
Era evidente que miraba a Elia con desden.
“Tienes una belleza que puede fascinar a los hombres, pero no entiendes a los hombres. Los hombres suelen jugar con las mujeres que no planean llevar a casa”
Sus palabras eran duras de escuchar. Elia se echo a reir suavemente, volvié la vista y con una mirada fria y distante respondio: “Sefior, deberias ir a casa a reflexionar, no dejes que te lleven a un lugar especial para hacerlo.”
Dicho eso, Elia se fue sin mirar atras.
Sus palabras eran las mismas que Asier le habia dicho a Felipe antes.g2
La actitud altanera de Felipe lo enfurecié. Sus ojos fulminaron a la espalda de Elia mientras se alejaba, y apretd las manos a ambos lados de su cuerpo en sefial de frustracion. Si no fuera por Asier que alin estaba en el club, seguramente le habria dado a Elia una leccién
Maribel estaba trabajando perfectamente como secretaria de Asier, y parecia estar acercandose a su corazon, pero la aparicion de Elia habia
roto todo el esquema.
En ese momento Asier estaba comenzando a tomar medidas contra la familia Magro.
Todo habia comenzado con Elia.
Elia salo corriendo y vio que el auto de Jimena todavia estaba donde lo habia dejado. Afortunadamente, Jimena no habia acelerado instanténeamente el auto para irse furiosa. Elia aceleré el paso para llegar al auto, abri6 la puerta y se metio dentro.
Jimena tenia las manos en el volante, apretdndolo con fuerza. Sus dedos temblaban ligeramente y su rostro, normalmente sonriente, estaba lleno de frustracién. Sus ojos grandes y redondos estaban llenos de lagrimas. Miré fijamente hacia adelante, su pecho subiendo y bajando con fuerza.
Estaba en un estado de gran tristeza.
Elia le dio unas palmaditas en el hombro para consolarla: “No estés tan triste, las palabras de Orson eran solo palabras dichas en el calor del
momento,”
Jimena levanté la mano para limpiar sus lagrimas, su respiracion era irregular mientras decfa: “Elia, tenias razon desde el principio, Orson es un mujeriego sin corazén jNo puede ser conmovido por el amor! Me rindo, hay tantos hombres guapos en el mundo, por que colgarse de un solo” arbol?” Diciendo eso, giro la llave y arrancé el auto, pis6 el acelerador y puso en marcha el vehiculo.
Elia se asusto un poco, Jimena estaba claramente actuando por impulso.
No intent6 detenerla, sino que se apresur6 a abrocharse el cinturén de seguridad, agarréndose a la silla del auto y diciendo con nerviosismo “Jimena, conduce con cuidado.”
“No te preocupes, estoy completamente sobria ahora, ;cémo podria poner en riesgo mi vida por un hombre? Jaja, qué ridiculo.” Jimena se no mientras hablaba consigo misma
Elia
Yo diria que no estas sobria en absoluto, estar dominada por las emociones es lo mas aterrador. “No te pongas tan nerviosa, contigo en el auto, jcémo podria no tomarlo en serio? Eres madre de cuatro hijos, si algo te pasara, ellos se quedarian sin madre y yo seria la peor persona de la historia Jimena vio a Elia agarrandose al cinturén de seguridad y traté de tranquilizarla.
Esa era una linea de pensamiento bastante razonable
Ela se relajo, mirando de reojo a Jimena de vez en cuando Ella agarraba firmemente el volante, mirando seriamente al frente. Las lagrimas en sus ojos habian desaparecido con un rapido frote.
En ese momento parecia totalmente normal.
Elia pregunto con cautela ¢Estas realmente bien?”
“¢Qué podria pasarme? Solo es un hombre, hay muchos en el mundo, y no hemos llegado a nada serio. Ni siquiera podria llamario un desamor.” Jimena lo veia con claridad.
Elia no pudo evitar admirar su desapego
Si Jimena lo habia superado, entonces consolarla mas seria redundante.
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Regresamos a Villa Serenidad o a Barrio Santa Marta?" En el cruce, Jimena le pregunté.
“Barrio Santa Marta.” respondio Ela.
Aunque ain deseaba ver a los nifios, habia pasado mas de una decena de dias acompafiandolos en la Villa Serenidad, descuidando a Rosalinda en ese tiempo.
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