¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 666

Capitulo 666

El auto llegd a la Villa Serenidad y se detuvo.

Asier fue el primero en bajarse, seguido de Elia. Al entrar al vestibulo, cuatro pequefios tesoros corrieron hacia ella, compitiendo por ser el primero en llegar

Elia se agacho y levant6 a Inés, que fue la primera en llegar. Con un ligero gesto, aparté suavemente el cabello de la frente de Inés y le pregunté con una voz llena de carifio: “; Te has divertido en el jardin de nifios hoy?”

"Si, me he divertido mucho. Hoy la maestra nos ensefié cémo restaurar pinturas antiguas. Me felicité por ser la mejor estudiante.” Inés estaba radiante de alegria.

El elogio de la maestra la habia emocionado mucho, y no pudo resistir el impulso de compartirlo con Elia.

“Inés, eres increible, eres el orgullo de mama.” Elia le dio un tierno beso en la mejilla, haciendo que Inés sonriera timida y felizmente

Iria, al ver eso, se aferré a la pierna de Elia, y la miré con ansiedad mientras saltaba de excitacion. “Yo también! jYo también soy increible! La maestra me felicito por mi buen apetito.”

La pequefia Iria, con sus redondas mejillas sonrojadas y sus grandes ojos brillantes, buscaba ansiosamente el elogio de su madre. Su voz suave y su adorable rostro eran suficientes para derretir cualquier corazén.

Elia sonrio, se agacho y acaricié la mejilla de Iria. “Si, Iria también es increible. Eres la campeona del concurso culinario “g2

“Madre, no recibi ningtn elogio de la maestra hoy.” Joel se quedé parado frente a los pies de Elia, con un puchero y una expresion de decepcién

en su rostro.

“No te preocupes, Joel Eres un hermano increible y amoroso. Eres el mejor cuidando a tus hermanas. Elia lo consolé al mismo tiempo que lo elogiaba

Joel, que habia estado triste, de repente se ilumind. “iSi, sit Amo a mis hermanas y a mama "

Elia sonrio dulcemente.

A unos pasos de distancia, Abel observaba la escena desde lejos. No estaba mirando a Elia, sino a Asier, que estaba detras de ella. Habia un aire

de distanciamiento en su mirada.

Asier, en ese momento, también estaba mirando a Abel Padre e hijo se miraron a los ojos, como si estuvieran midiendo fuerzas en silencio.

Elia not6 que algo no estaba bien y siguié la mirada de Abel. Vio a Asier mirando fijamente a Abel con una mirada profunda y mistenosa.

Un adulto y un nifio, uno con una mirada profunda y misteriosa, el otro con una mirada inocente y obstinada. Estaban mirandose el uno al otro. y parecia que el aire alrededor se estaba cargando de tension.

Elia se acerco a Abel y bloqueo la vista de Asier. Luego, pregunté con cuidado: “Abel, ;qué pasa? ;No estas contento?”

Abel, que habia estado manteniendo las formas, se derrumbo ante la preocupacion de su madre. Se abrazo a la pierna de Elia, enterrando su rostro en ella, y dijo con voz lastimera: “Papa me quité todas mis tabletas...”

El pequefio Abel estaba al borde de las lagrimas, pero se esforzé por no llorar.

El corazon de Elia se apret6 de la angustia. Se agaché répidamente, dejo a Inés en el suelo y abrazé a Abel, preguntandole con una voz suave. “;Que paso? ;Puedes contarselo a mama?”

Abel fruncio el cefio, las lagrimas giraban en sus ojos, pero no dijo nada. Simplemente se apoyo en Elia, luciendo pequenio y vulnerable.

Elia lo abrazo, acariciando su espalda en silencio. No sabia qué habia pasado, pero sabfa que lo mejor que podia hacer en ese momento era consolarlo

Asier, por otro lado, camino con pasos largos hasta el sofa y se senté Ordené a Fabio: “Dile a la cocina que prepare mariscos para fa cena.”

“Como desee, sefior, respondié Fabio respetuosamente.

Aunque Asier no habfa dicho nada, el aura a su alrededor era imponente. Aunque todavia estaban a cierta distancia de Elia y los nifos, el aura opresiva que lo rodeaba sofocaba cualquier intento de hablar o incluso de respirar con libertad. Abel no estaba dispuesto a hablar, y Elia no podia forzarlo. Todo lo que podia hacer era ofrecerle un abrazo célido y tranquilizador.