¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 636
Capitulo 636
Priscila se levanto, desafiante, y comenzé a discutir con Jimena: “La que se hace ilusiones eres tu! ;Crees que con perder unos kilos y ponerte un vestido barato, eres digna de estar con Orson? jYo soy la que esta destinada a él, somos una pareja perfecta por nuestro linaje y atractivo
fisicol”
**Mentira! Mirate, eres un saco de huesos. ;Piensas que con unas cuantas joyas y ropa cara puedes ocultar tu falta de elegancia? Te ves tan débil y cutre! ;Qué hombre te preferiria a ti, si solo eres piel y hueso? jLos hombres prefieren a mujeres como yo, que parecemos delgadas, pero tenemos carne donde se necesita!”
Jimena hablé con las manos en las caderas, sacando pecho con confianza y desden.
“Tu... td...!" Priscila estaba tan furiosa que apenas podia respirar, nadie antes le habia mencionada directamente a sus debilidades.
Porque eran debilidades, y cuando alguien las sefialaba, era natural sentirse enfadada e indefensa. Priscila apunté a Jimena durante un buen rato, sin poder decir ni una palabra.
Jimena la enfrent6 con la cabeza en alto y el pecho hacia fuera, llena de confianza y desafio.
Orson se quedé sentado, con una sonrisa de diversion en los labios, observando a Jimena con interés.
Las dos mujeres discutian por él, ambas querian luchar por conquistarlo.g2
Se sentia muy halagado, su encanto era demasiado grande, no habia nada que pudiera hacer. Viendo que no podia ganarle a Jimena en una pelea, Priscila agarré el brazo de Orson y le dijo con coqueterfa: “Orson, levantese y diga algo, digale que soy yo su prometida, que ella solo es una cualquiera!”
Jimena mir a Orson con los ojos como platos, expectante y nerviosa.
Ahora le habia ganado a Priscila en su discusion, pero si Orson decia que estaba comprometido con Priscila, su victoria se desvaneceria de un
momento a otro
Orson aparté la mano de Priscila y le dijo con una mirada coqueta y despreocupada: “Te lo diré ahora mismo, no vuelvas a decir por ahi que eres mi prometida, no voy a comprometerme contigo, ni a casarme contigo.”
Al oir las palabras de Orson, Jimena se sintié tan feliz que parecia que su corazén iba a volar, sus ojos brillaban de alegria.
Priscila estaba al borde de soltar las lagrimas: “Entonces por qué me has traido aqui hoy, y has estado conmigo todo el tiempo?”
"Estas loca 0 qué? Antes de venir, tu padre me pidi6 que te cuidara y te llevara a casa sana y salva. Aunque no le prometi nada, es mi responsabilidad como hombre, jno lo entiendes?” dijo Orson. Priscila se quedé aténita durante un momento, luego comenzo6 a llorar como una nifia.
Su llanto atrajo la atencién de muchas personas
Orson, temiendo pasar verguenza, le susurré a Priscila: “Deja de llorar, no te da vergtienza?” Priscila se aferré de nuevo al brazo de Orson y dijo caprichosamente: “No me importa, quiero llorar, tu eres mio, solo puedes ser mio!”
Jimena se adelantd, aparté la mano de Priscila y se puso delante de Orson, diciéndole a Priscila: “El es mio, solo mio! {No te equivoques!”
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“Vuelve a tu vida de nifa rica. Nadie te quiere aqui.” Jimena se rio burlonamente.
Priscila, furiosa, dio un pisotén y sali6 corriendo de la sala, llorando.
Orson se levanté de inmediato, dispuesto a seguirla
Jimena lo detuvo: “;Adénde vas?”
El rostro normalmente jugueton de Orson se volvio serio, y aparté la mano de Jimena: “Ya he jugado suficiente, sueltame. Le prometi al padre de Priscila que la llevaria a casa sana y salva.”
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