¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 624

Capitulo 624

Capitulo 624

Asier miraba a Ines en su regazo, la pequefia estaba llorando con cautela, se vefa timida y lamentable. Sus ojos redondos estaban llenos de lagrimas, que caian como si fueran hilos rotos. Asier sentia un nudo en el pecho viendo a su hija tan temerosa y desprotegida. El era su padre, deberfa estar llena de confianza y alegria, pero

Inés estaba asustada.

Eso le hizo entender el impacto que habfan tenido sus cuatro afios de ausencia en sus hijos. Mientras Asier sostenia a Inés, los otros tres nifios bajaban por las escaleras, torpemente, como si pudieran caerse en cualquier momento. Los sirvientes estaban al pie de la escalera, listos para intervenir si era necesario

Una vez abajo, los nifos corrieron hacia Asier como pequefios pinguinos, agitando sus piernas cortas

Iria, con sus brazos regordetes, abrazo la pierna de Asier y le dijo con voz suave “Papd, también extrafio a mama.”

"Yo tambien quiero a mama” dijo Joel, mirando a Asier con sus ojos inocentes.

"Si, todos queremos a mama®, afadié Abel, con su rostro serio y determinado.

Asier se vio rodeado por los nifios mientras Inés segufa sollozando en sus brazos.g2

Asier les pidio a los sirvientes que llamaran al portero para permitir el acceso a Elia, quien estaba esperando ansiosamente afuera de la casa Cuando el portero le avis, Elia se apresur6 a entrar en la Casa Griera.

Al llegar a la puerta, Elia respir6é profundamente y entr. Los nifios estaban alrededor de Asier, sus rostros mostraban tristeza y desilusion

Cuando Elia eatro, los nifios corrieron hacia ella, sus caras se iluminaron al verla.

“Mama” gritaron todos al unisono

El sonido de las voces de los nifios llen6 el corazén de Elia de alegria. Se agachd y abri6 los brazos para recibir a sus pequefios.

Los nifios corrieron hacia ella y la derribaron. Elia se cay al suelo, rodeada por los nifios

Iria, con su rostro regordete, se aferré a Elia, presionando su rostro contra el suyo.

“Madre, te extraie”, decia mientras la abrazaba.

“Ines, carifio, mama esta aqui, no llores", susurré Elia.

Joel y Abel intentaron ayudar a Elia a levantarse, pero eran demasiado débiles. Aun asf, estaban decididos a ayudarla.

Asi es como Elia estaba en el suelo, rodeada por sus hijos, llenos de amor y felicidad.

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