¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 403
Capitulo 403
Asier se levanté de su escritorio, camino hacia Elia y con un dedo levanté su barbilla. Su rostro era a la vez frio y provocativo, su aura masculina era perturbadora. *;Quién dijo que no podias hacer ningun esfuerzo fisico?” Su voz baja y magnética era muy seductora y peligrosa.
Elia, al escucharlo, sinti6 un escalofrio, sus ojos se abrieron un poco més y rapidamente respondio: "Sélo estoy aqui para hacer trabajo de oficina, no puedo hacer trabajos fisicos...
Elia podia sentir su corazon latiendo rapidamente, la presencia peligrosa y poderosa de Asier la envolvia, parecfa como si estuviera a punto de consumirla
Asier vio su nerviosismo, sus largas pestafias temblaban como las alas de una mariposa, era increiblemente encantadora.
La piel que tocaba era suave, lisa, delicada su aroma era dulce.
Asier trag saliva, levantd su rostro, a punto de besarla
“Asier, hace mucho tiempo que no te veo, ;me extrafaste?” escucharon una voz alegre y entusiasta desde la puerta.
Elia, como un péjaro asustado, rédpidamente retrocedio varios pasos, alejandose del peligro y se quedo a dos o tres pasos de Asier g2
Betiana entrd, habia visto la escena anterior, un destello de enojo cruzé por sus ojos, pero réapidamente se contuvo y continué sonriendo mientras se acercaba a Asier “Asier, el abuelo Benjamin me pidi6 que te dijera que hay una cena familiar esta noche, volveremos a casa juntos para comer.”
Estaba a punto de enlazar su brazo con el de Asier
Asier dio media vuelta y volvié a sentarse en su silla de director general.
Betiana se quedo con las ganas, su sonrisa se congel6 por un momento, pero no se enfado, mantuvo su sonrisa y actué de manera considerada y suave
Al ver esto, Elia asinti6 levemente y sali6 silenciosamente de la oficina.
Asier miré a Betiana con fnaldad: “No me voy a casar contigo.”
La sonrisa de Betiana se congel6 y las lagrimas comenzaron a rodar por sus ojos mientras decia con tristeza: “Benjamin dijo que estamos comprometidos desde pequefios”
"Cuando estabas saliendo con otros chicos, no pensabas en nuestra promesa. Ahora que te has cansado, de repente te acuerdas de aquellas palabras.” Asier sacé un cigarro, lo puso en su boca y lo encendié
Betiana se sintié atin mas agraviada, las lagrimas le corrian por la cara. Se acercé a Asier, pareciendo pequefia y desamparada: “No lo sabia al principio. Mi abuelo me lo dijo después Cuando me entere, terminé mi relacion de inmediato.”
“Tu abuelo y mi abuelo sélo estaban jugando, no tienes que tomarlo en serio. Debes seguir con tu vida, cuando te cases, te dare un regalo.” Asier tomé una bocanada de su cigarro, expulsando un anillo de humo blanco.
Le dejo las cosas muy claras
Asier entendia que Benjamin queria poner a Betiana a su lado.
No le gustaba Betiana y no necesitaba unir su Grupo Griera a través del matrimonio.
Aunque Asier habia rechazado la idea antes, nunca lo habia dicho tan claramente, dejando a Betiana sin ninguna posibilidad de esperanza.
Al escuchar las palabras de Asier, Betiana sintié como si le hubieran apunalado el corazén, se sintid muy herida
Respiraba con dificultad, sollozando, su rostro mostraba su dolor y tristeza: “Asier, sé que alin no ests listo para asentarte, pero te prometo que esperare hasta el dia en que estés listo.”
Después de decir esto, Betiana se dio la vuelta y dejo la oficina.
Seco sus lagrimas y se dingi6 furiosa hacia la oficina de Elia.
Frustrada y sin tener con quién desahogar su rabia, empujé con fuerza la puerta de la oficina de Elia, derrib6 todos los documentos de su escritorio y sefialé a Elia con furia “Perra sinverguenza! Estas jugando con dos hombres a la vez! Eres tan barata, te gusta vender tu cuerpol”
Estas palabras eran extremadamente insultantes, una gran afrenta para Elia
Répidamente aparté la mano de Betiana que la sefialaba, sus ojos claros se abrieron de par en par, enojada: “Estas hablando de ti misma! Cuando no obtienes lo que quieres, desahogas tu furia en los demds, es asi como te crio la familia Abreu?”
"iPor qué te quedas con Sergio y sigues acercandote a Asier, aferrandote a é1?” Betiana estaba jadeando por su furia.
Elia se puso de pie, su furia iba creciendo como una tormenta que se aproximaba: “Si, por qué no! Con todo tu encanto, con todas tus habilidades, ve y arrebata a Asier de mi lado. Deja de hacerme sombra y deja de buscar problemas donde no los hay!”
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