¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 353

Capitulo 353

Ella bajé la voz, y el aliento que exhal6, rozé su oido, provocando una sensacién de cosquilleo. Orson se encogié de hombros, incomodo, pero persistio hasta el final.

Después de terminar de contarle su plan, Jimena miré a Orson con confianza, preguntandole: “;Qué te parece?”

De repente, Orson levanté su dedo indice, y le toc la frente, como si le estuviera quitando una mota de polvo.

Jimena se quedd sorprendida, se llevd la mano a la frente, mirdndolo con incredulidad y con su rostro ruborizado: “; Qué haces?”

Esa accion fue tan encantadora y mimada.

;No era esa una accion exclusiva entre parejas?

El corazon de Jimena, que habia estado deprimido, de repente se volvi6 un caos

Orson no se percaté de lo que sentia Jimena, y dijo seriamente: “Tu plan es ridiculo. {Mira el mio!"g2

Dicho esto, sali6 al pasillo

Jimena se asusto, y rapidamente extendio la vista para observarlo

Lo vio caminar directamente hacia los dos guardaespaldas en la puerta. Cuando estaba a punto de llegar a ellos, sacé un paquete de cigarrillos de su bolsillo, sac uno y se lo meti6 en la boca Luego buscé en su bolsillo un encendedor, pero no pudo encontrarlo, y ya habia pasado por delante de los guardaespaldas.

Como no encontro el encendedor, se dio la vuelta y le dijo a uno de los guardaespaldas “Amigo, ;tienes un encendedor?”

El guardaespaldas sacé un encendedor de su bolsillo y se lo dio.

Orson lo tomo, encendi6 el cigarrillo, le dio una calada, pero no le devolvio el encendedor, sino que saco otro cigarrillo y se lo ofrecié al guardaespaldas “Gracias, fuma uno también

El guardaespaldas no lo acepto, se quedo de pie, con una expresion de indiferencia en su rostro. Orson sonrio, sin sentirse incomodo, y dijo: “Hoy, finalmente logré escapar de la actividad de integracion de la empresa de mi esposa. Estaba disfrutando de una reunién que habfa organizado, mi esposa dijo que llegarfa a casa alrededor de las 3, pero mi teléfono se quedo sin bateria, jsabes que hora es? ;Podrias sacar tu teléfono para poder ver la hora?”

El guardaespaldas ni se inmuto, simplemente lo ignoro.

Jimena vio esto y sonri¢, la actuacién de Orson no era muy buena.

Orson también se dio cuenta de que los dos guardaespaldas estaban demasiado apaticos, tenia que jugar la carta emocional.

Puso una cara de dificultad y tristeza, diciendo: “Compafiero, también tienes esposa e hijos, no puedes dejarme llegar tarde y hacer que mi esposa sospeche. jverdad?”

Uno de los guardaespaldas no pudo resistirse mas, y le dijo: “Puedes volver ahora mismo!”

“Pero si vuelvo ahora, ;qué pasara con la chica que me esta esperando en la habitacién? No puedo simplemente abandonarla, ;verdad? Como hombre deben entender mi situacién.”

intento interpretar a un hombre despreciable que intentaba engafiar a su esposa, pero también cuidaba de su familia.

El otro guardaespaldas lo miré con desprecio

Aunque pensaba que su comportamiento era detestable, como hombre, entendia sus sentimientos. Con desden en sus movimientos, sacé su teléfono del bolsillo, lo encendio y le mostré la hora a Orson.

"Oh, ya son las dos de la mafiana” Orson le echo un vistazo y les dijo

En un instante, agarré el teléfono del guardaespaldas y salio corriendo.

“Detente El guardaespaldas instintivamente comenzé a perseguirlo.

El otro guardaespaldas se dio cuenta de que su encendedor atin lo tenia Orson, ese encendedor valia cientos de miles de dolares.

También apresuro su paso para perseguirlo.

Al ver esto, Jimena sintié una mezcla de miedo y alegria, y un poco de desprecio

;No dijo Orson que su plan era una ridicula tonteria? ;Como es que siguié su sugerencia de robar el teléfono del guardaespaldas y salir corriendo? Esto demostraba que ella era la inteligente Cuando Orson logré alejar a los dos guardaespaldas, Jimena corrié réapidamente hacia la puerta y presiond frenéticamente el timbre.

Unos segundos después, la puerta se abrié y revel el rostro demacrado y nervioso de Elia. Cuando vio a Jimena, se emociond: “Jimena, realmente viriste a rescatarme!”

“No hables, corre!” Jimena tom¢ a Elia de la mano y corrié rapidamente hacia el elevador.