¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 1741
Capitulo 1741
Ella nunca tuvo un padre, nunca disfruté del amor paterno y, hace unos afios, perdié a su querida madre. Sus hijos eran su tnico pilar, pero los cuatro fueron llevados a una escuela militar por la familia Griera y Elia ni siquiera podia verlos.
Con gran esfuerzo, encontré a su padre, quien entregaba todo su amor a Cecilia, lastimando continuamente a Elia.
Y estaba Asier, el padre de los hijos de Elia, quien en lugar de darle la felicidad que merecia, pretendia casarse con la hermanastra de Elia.
Después de estar lastimada en cuerpo y alma, Elia quedé sola y ahora yacfa en una cama de hospital sin nadie que la visitara.
Al pensar en todo lo que Elia habfa sufrido, Jimena sentia un dolor agudo en el corazon, estaba tan preocupada por ella.
Afortunadamente, esta vez las heridas no eran graves.
Mientras Jimena estaba sumida en su preocupacion por Elia, los parpados finos como alas de mariposa de Elia se movieron, y Jimena, emocionada,
llamé suavemente: “Elia”.
Elia abri6 lentamente los ojos y, en el segundo en que recobré la conciencia, lo primero que percibié fue el fuerte olor del desinfectante.
Al abrir los ojos, vio el techo blanco y al girar la vista, se encontré con la mirada preocupada de Jimena. Fruncié el cefio ligeramente y, por instinto, intenté sentarse, pero apenas levanté la cabeza, un dolor agudo la invadi6.g2
Ay!
"Quédate quieta, no te muevas. Te has golpeado la cabeza, no puedes moverte sin cuidado”, dijo Jimena apresuradamente, sosteniéndola para evitar que se agitara.
Elia volvié a recostarse en la cama y recordé lo que habia sucedido antes de perder el conocimiento.
"iTuvimos un accidente! ;El culpable huyé?”, pregunté Elia con ansiedad.
Con remordimiento, Jimena respondio: “No, fue Orson, quien se fue a comprar la cena para redimirse”.
"¢Orson?”, Elia estaba sorprendida.
“jAquf estoy, me necesitaban, verdad!” Se oy la voz burlona de Orson en la puerta.
Jimena y Elia lo miraron al mismo tiempo.
Orson entré con una caja de comida en la mano, y Jimena rapidamente se levanté para tomar la caja de su mano diciendo: “Vuelve a Islas Verdes a asearte y descansar un poco. Yo me encargaré de cuidarla“.
"Ya es dé noche, ;podras manejarlo sola? Me quedaré para turnarme contigo”, propuso Orson. Después de decir esto, miré a Elia con arrepentimiento: “Lo siento, Elia, fue mi culpa por no controlar la velocidad y causar el accidente”.
“iTe digo en nombre de Elia que no te perdonamos, largate ya!”, le espeté Jimena, empujéndolo hacia la puerta.
La actitud de Jimena hizo sentir mal a Orson, y su mirada hacia Elia estaba llena de una suplica silenciosa.
Elia not6 la desesperacion de Orson y, justo antes de que se fuera, dijo: “Fue un accidente, no te culpo”.
Al escuchar las palabras de Elia, la cara de Orson se iluminé con una sonrisa de alivio y miré agradecido a Jimena.
Jimena también habfa oido lo que Elia dijo y se sinti6 conmovida, sabia que Elia era la persona mas bondadosa del mundo
“Ve y cdmbiate primero. Yo me quedaré cuidando a Elia“, dijo Jimena a Orson, su tono ahora mucho mas suave.
Antes, Jimena habia dicho que no perdonaba a Orson para evitar que Elia se sintiera incémoda, sabiendo en su corazén que le guardaba rencor, pero teniendo que perdonarlo debido a la relacion entre ellos.
Ahora, querfa que Orson se fuera y, al oir a Elia perdonarlo, supo que realmente lo habia perdonado.
Jimena ya no necesitaba estar en contra de Orson ni tratarlo con hostilidad.
Orson, aliviado, respondié: “Bien, volveré pronto.”
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