¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1661

Capitulo 1661

Cecilia le ech una mirada a Elia y, sin decir nada mas, se dio la vuelta y se alejo.

Elia volvié a la casa, se puso ropa formal y salié en su carro.

Cecilia la esperaba en la entrada del hospital.

Cuando Elia pasé a su lado, Cecilia le dijo con voz fria: “Te recuerdo que papa esta muy débil, el médico dijo que el accidente afect partes vitales y necesita descansar mucho. Mejor no le provoques ningun disgusto”.

El paso de Elia se detuvo por un instante, pero no mir¢ atras y entré directamente al hospital.

Llegé al departamento de hospitalizacién quirirgica, se paré frente a la puerta de la habitacion y vio a Belén dandole de comer sopa a Maximiliano.

La mirada de Belén hacia Maximiliano estaba llena de ternura, y le daba de tomar sopa

con mucho cuidado.

Era evidente que Belén amaba verdaderamente a Maximiliano.

Maximiliano habia tomado una cucharada de la sopa y, antes de poder tragarla, vio a Elia parada en la puerta. Rédpidamente se la trag6 y le dijo: “Elia, entra, por favor entra”.g2

Elia bajo la vista por un momento, entré y dejo las frutas que trafa en la mesita de noche, preguntando con cortesfa: “;Como te sientes, mejor?”

Maximiliano, emocionado por la atencién de Elia, asintié con la cabeza y dijo: “Mucho mejor, mira, estoy fuerte”.

Belén le lanz6 una mirada desagradable a Elia, mostrando su disgusto de manera

evidente.

Luego tomé otra cucharada de sopa y se la acercé a la boca de Maximiliano: “Max, sigue comiendo, no sabra bien si se enfria”.

Maximiliano hizo un gesto con la mano: “Ya no quiero mas, llévate el tazén para lavarlo”. Era claro que queria que Belén se fuera.

Belén no era tonta, capté la intencion de Maximiliano, tragé su frustracion y se levanté para salir de la habitacion.

"Elia, siéntate, no te quedes de pie”, dijo Maximiliano, sentado en la cama e indicandole

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una silla cerca.

Elia se sent6 sin hacerse de rogar y observ detenidamente a Maximiliano. Llevaba un pijama de rayas azules y blancas, con un tubo de oxigeno en la nariz y los labios. palidos. Tenia un aspecto bastante debilitado.

Aunque su vida ya no corria peligro, se vefa mucho més deteriorado que antes.

Elia, preocupada, dijo: “Debes descansar y no esforzarte demasiado”.

Ella pensaba que no sentia nada especial por Maximiliano, su padre, pero cuando se enter de su accidente y que su vida pendia de un hilo, su corazon lati6 con fuerza.

Ahora, al ver su debilidad, sentfa una opresién en el pecho.

Sin poder evitarlo, se preocupaba por él.

Maximiliano sonrié agradecido: “Tus palabras me sanan més que dos dias en el hospital”

"Este accidente fue comin y corriente, y ya se han tomado todas las responsabilidades necesarias. El culpable pagé y fue detenido. Este accidente ha llegado a su fin, pero me ha hecho reflexionar mucho”, dijo Maximiliano con un suspiro.

Elia se dio cuenta de que estaba llegando al grano del asunto y

O atentamente.

“La vida es breve, el tiempo vuela y cuando crees que atin eres joven, en realidad ya has envejecido. Los anos no esperan a nadie. Mientras ain estemos aqui, debemos hacer lo que queremos, sin dejar remordimientos”, dijo Maximiliano con dificultad.

"¢Qué es lo que quiere hacer?”, pregunt¢ Elia.

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