¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1653

Capitulo 1653

Ni siquiera explicé por qué de repente se habfa comprometido con Cecilia.

De todas formas, ;qué derecho tenfa ella para exigir explicaciones? No era nadie paral Asier, ;por qué él tendria que darle explicaciones?

Elia volvié en si de sus pensamientos pesimistas y not6 que los ojos célidos de Ramiro la estaban observando. Parpaded, ocultando sus emociones superficiales, y le dijo a Ramiro: “Sr. Ramiro, su café esta a la temperatura perfecta, puede beberlo ahora“.

Aunque hablaba de manera cortés, Ramiro noté sus ojos hinchados y entendié que habfa llorado, que estaba muy triste.

;Por qué estarfa triste?

De seguro fue por las noticias del compromiso de Asier y Cecilia de hoy.

En ese momento, Ramiro se dio cuenta de que Asier significaba mas para Elia de lo que ella queria admitir.

Ramiro ocult6 la emocion en sus ojos y con una leve sonrisa dijo: “Bien, lo tomaré”.

Elia se

giré répidamente para servir café a Jimena y a Orson.g2

"Orson, Jimena, tomen su café también”, dijo Elia con un tono de cortesia. Pero Jimena no tenfa ganas de café; sus grandes ojos se posaron en Elia, preguntandole con confusion: “;Asi que Asier ya no te presta atencion?”

Al oir el nombre de Asier, el corazon de Elia se tens, sintiendo un dolor ardiente. Bajo la mirada y sac unas galletas del cajon de la mesa de café, ofreciéndoselas a Jimena: “Come algo, te traerd consuelo”.

No queria hablar de Asier en ese momento.

Jimena, su mejor amiga, entendié su gesto y supo lo que Elia estaba pensando.

Elia desviaba el tema porque no queria hablar de Asier. Se habia encerrado en su casa, durmiendo para olvidarse de todo, seguramente también por Asier.

Jimena, con tacto, no continué con el tema.

Tomo una galleta y al morderla, noté que Orson la miraba con una especie de mirada analitica.

Se compuso y le ofrecié una galleta a Orson: “; Quieres una?”

Capitulo 1653

Orson esboz6 una sonrisa y tomo la mitad de la galleta de su mano, comenzando a comerla también.

Por un momento, toda la habitacién cayé en silencio, solo se escuchaba el sonido de masticar galletas, creando un ambiente algo incémodo.

Elia, con la mirada baja, ocultaba su tristeza.

“Eh, Elia, sya has cenado?” Jimena de repente levanté la cabeza y le pregunté con curiosidad.

“No”, respondi6 Elia automaticamente.

"¢Tan tarde y atin no has cenado? Vayamos a comer a un puesto callejero”, dijo Jimena levantandose y tomando el brazo de Elia para llevarla.

Orson también se puso de pie rapidamente y dijo: "Yo tampoco he cenado”

"¢Entonces vamos todos a comer?” pregunté Jimena con sus grandes ojos brillantes. “; Qué es un puesto callejero?” Orson entrecerré sus ojos como un zorro, confundido. “;En serio no sabes lo que es un puesto callejero?” Jimena se sorprendié, bromeando: “Vaya, vaya, digno de un noble caballero, desconectado de las cosas mundanas, solo conoces los lugares elegantes y no sabes nada de la vida de nosotros, los simples mortales”.

Al oir eso, como si algo hubiera picado a Orson, se puso serio y dijo: “Pues desde ahora empezaré a adaptarme a la vida de los plebeyos. Vamos, llévame a ese puesto callejero; quiero ver qué tiene de especial”.