¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 1651
Capitulo 1651
Siempre hablaba con una sonrisa implicita, pausado y cortés, de tal manera que a uno le resultaba dificil tomarle la contraria.
Como si alzar la voz contra él fuera automaticamente un error propio.
"Sr. Ramiro, si vino a hablar de trabajo con Elia, jcémo es que no le llamé desde antes? Hace rato tratamos de llamar a Elia, pero no se puede contactar, todos la estamos buscando,” dijo Jimena. ";Qué? ;perdieron contacto de Elia?” La sonrisa en el rostro de Ramiro se desvanecio, y se puso nervioso y preocupado enseguida.
De pronto sac6 su celular y llamo a Elia.
El teléfono song, y el timbre resuena a lo lejos.
En la casa, Elia se despertd, se dio cuenta de que su celular se habia apagado por falta de baterfa, apenas lo habfa conectado al cargador y encendido, cuando recibi¢ la llamada.
Contesto.
La voz preocupada de Ramiro son: “Elia, ;donde estas, estas bien?“g2
Antes de que Ramiro pudiera terminar de expresar su preocupacion, Jimena alterada le arrebaté el celular y, con el corazén en un pufio, le dijo a Elia: “Elia, finalmente contestas, ;donde diablos estas? Casi me matas del susto.”
Jimena hablaba con urgencia y su tono de voz delataba alivio tras el temor.
Elia sinti6 un nudo en el corazon al oirla y se apresur6 a decir: “Estoy en casa, mi celular se habfa apagado porque se quedo sin baterfa.”
"Asi que estas en casa, estamos todos afuera de tu puerta, por favor abrela.” Jimena dijo. Después de recibir la confirmacion de Elia, colgé el teléfono y se dio cuenta de que tenia en sus manos el celular de Ramiro.
Con un ligero sentimiento de disculpa, devolvié el teléfono a Ramiro: “Lo siento, es que estaba muy preocupada.”
“No hay problema, entiendo cémo te sientes,” dijo Ramiro,
En ese momento, Elia abri6 la puerta y al ver a las tres personas paradas alli, se sorprendié un poco: “sVinieron juntos? Pasen.”
Al ver a Elia sana y salva frente a ella, el corazén de Jimena, que habfa estado en un
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Capitulo 1651
vaivén, se relajé al instante. Se acercé y abrazé el hombro de Elia con.camaraderfa: “Toqué el timbre tantas veces, ;por qué no abriste? ;Sabes cuanto me preocupé por ti?" Elia, ddndose cuenta de la preocupacion de Jimena, se disculpé: “Estaba durmiendo tan profundamente que no escuché.” “Bueno, mientras no haya pasado nada, prefiero haberme preocupado en vano,” dijo Jimena todavia con el susto en el cuerpo.
You a preparar
Elia invit6 a Jimena, Orson y Ramiro a sentarse en el sof4, diciendo: café para ustedes.”
Elia fue a la cocina a preparar el café, y cuando volvid, se encontré con que Jimena y Orson estaban sentados juntos. En el sofa de cuatro plazas, solo quedaba un espacio libre al lado de Ramiro.
Sin pensarlo mucho, Elia se senté en el espacio vacio, repartiendo una taza de café a cada uno, llenandolas para ellos, comenzando por la mas cercana, Ramiro: “Por favor.”
“Gracias,” dijo Ramiro, tomando la taza de sus manos, con una mirada célida y dulce hacia ella.
En ese momento, se oyé un ruido en la puerta, el sonido de ruedas girando.
Elia se volvié hacia la entrada, y vio a Bruno empujando la silla de ruedas de Asier hacia dentro.
Los ojos oscuros de Asier, profundos y friamente penetrantes, la observaron. Al verla sentada junto a Ramiro, con las manos casi tocandose mientras sostenian las tazas, la atmésfera alrededor de Asjer se volvié tan fria como el hielo.
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