¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1624

Capitulo 1624

Floria se dio cuenta de que el Dr. Diaz estaba actuando por rencor personal, pero no se atrevia a decirlo abiertamente.

Al oir las palabras de Cecilia, la admir6 profundamente.

Esta sefiorita realmente decia lo que pensaba, sin ocultar nada.

Elia apretd la mano nerviosamente, enfurecida pero sin atreverse a hablar.

No podfa soportar ver sufrir a Asier, pero el Dr. Diaz realmente estaba ayudando a Asier, y si reclamaba, ;qué pasarfa si el Dr. Diaz se enojaba y se llevaba a Floria también, sin permitirle seguir con el tratamiento?

Por eso, aunque su corazon dolia por Asier, tenfa que pensar en el bien mayor.

"Si crees que mi medicina no es precisa, puedes mandar a tus guardaespaldas a echarme, de lo contrario, ideja de cuestionar mi técnica de agujas!” El Dr. Diaz respondié a Cecilia con una sonrisa burlona en su rostro.

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"Cecilia, ya es tarde, deberfas ir al hospital a ver a tu padre”, Asier interrumpié a Cecilia para que no siguiera hablando.g2

Su tono era definitivo.

Cecilia sabfa que Asier queria que se fuera, que estaba estorbando.

Su estado de animo, que apenas

se habia calmado un poco, volvié a empeorar por

completo. Respiré hondo varias veces para calmarse y se marché.

Bruno era una persona observadora y noté que Asier estaba molesto y que su presencia no era necesaria en el lugar; de hecho, su presencia parecia irritar ain mas al Dr. Diaz, quien evidentemente se habia burlado de él con su comentario.

Habfa pensado que Asier se enfadarfa porque el Dr. Diaz estaba usando a su discipulo para experimentar con él, pero en lugar de eso, Asier calmadamente acepté su

tratamiento.

Parece que él era el ignorante y alin no habia entendido las intenciones de Asier.

Con respeto se despidio: “Sr. Griera, Dr. Diaz, Srta. Elia, si no necesitan nada mas, me retiro también.”

“Adelante”, confirmo Asier.

Capitulo 1624

Con el permiso de Asier, Bruno se marché inclinando la cabeza, dejando Villa Serenidad. Después del breve incidente, Floria se agach¢ al lado de la otra pierna y comenz6 a aplicar las agujas a Asier con la técnica que el Dr. Diaz le habia ensefiado, concentrada y meticulosa.

Antes de que llegara el Dr. Diaz, Floria se sentfa algo nerviosa al aplicar las agujas a

Asier.

Ahora que el Dr. Diaz estaba presente y le habia ensefiado cémo hacerlo, ella estaba atin mas segura.

Introdujo la aguja con precision, sin desviarse en lo mas minimo.

Sin embargo, al aplicar la dltima aguja, Asier volvi6 a emitir un gemido de dolor e incluso su pierna tembl6 ligeramente debido al dolor.

Qué estaba pasando? Ella habia puesto la aguja con precisién y suavidad, ;por qué

Asier todavia sentia dolor?

Floria mir6 al Dr. Diaz, buscando una explicacion.

Pero el Dr. Diaz elogi¢: “Esta vez lo has hecho muy bien, excelente.”

Al oir esto, Floria finalmente entendié que el punto de acupuntura en la pierna era naturalmente doloroso cuando se aplicaba, no era culpa del médico.

Es decir, el Dr. Diaz habfa estado tratando a Asier correctamente y no estaba actuando

por rencor.

Floria sonri¢ aliviada: “Es gracias a la buena ensefianza del maestro.”

Elia, que habia estado oyendo a Asier gemir de dolor tres veces, se acercé preocupadal después de que terminaran con las agujas y se incliné hacia Asier, preguntandole con interés: “Asier, ;cémo te sientes ahora?”

Al ver las gotas de sudor en la piel elastica de su rostro, el corazén de Elia latié con dolor.

Asier tenia un alto umbral de dolor y no emitirfa un sonido a menos que fuera insoportable.

Y habfa soportado este dolor extremo tres veces seguidas

Era imaginable cuanto dolfa y lo mal que se sentfa.

Con la respiracion pesada, Asier abri6 los ojos débilmente y le dijo a Elia: “No voy a morirme.” Capitulo 1625