¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1615

Capitulo 1615

Elia sentia un dolor punzante en el corazén al imaginar a Asier intentando levantarse del suelo sin éxito, golpeando sus propias piernas en frustracion.

Asier estaba desesperado por ponerse de pie; era un hombre destacado, que habia vivido siempre en la cima. Tener las piernas incapacitadas era un golpe devastador para él

Su orgullo serfa herido y su confianza aplastada por sus propias piernas. Su alma

sufriria un tormento incesante.

Pensar en Asier sufriendo de esa manera, viviendo cada dia bajo una nube oscura, hacia que el corazén de Elia latiera con dolor.

“No te preocupes por mi, Diaz. Atiende primero a Asier. Yo estoy bien, jves? Puedo caminar, comer y dormir. No tengo problemas graves”, dijo Josefina al escuchar que el Dr. Diaz no tratarfa a Asier debido a que necesitaba atenderla a ella.

Se levanté répidamente de la cama, dio unos pasos hacia adelante, extendié sus brazos

dio una vuelta completa, demostrando su buen estado.

y/

Querfa que el Dr. Diaz se liberara para tratar a Asier.

Mientras mas intentaba demostrar su fortaleza, mas insistfa el Dr. Diaz: “Tu energfa vital esta tan debilitada que, si no intervenimos ahora, me temo que no te queda mucho tiempo. No cuestiones las palabras de un médico; no voy a cambiar de opinion®.

Josefina se alarmé. ;Qué decia el Dr. Diaz? ;Que ella no viviria mucho mas?g2

Elia también se puso nerviosa y rapidamente dijo: “Entonces, por favor, Dr. Diaz, atienda a mi tia Josefina. En cuanto a Asier..."

"Si realmente quieres tratar a Asier, no es que no haya manera®, dijo el Dr. Diaz.

Elia vio una esperanza y pregunté con urgencia: “;Qué manera?”

“Deja que mi aprendiz le aplique las agujas de plata”, indicé el Dr. Diaz, sefialando a Floria que estaba a su lado.

Elia mir hacia Floria siguiendo su mirada.

Sorprendida por la atencién, Floria, siempre tan directa y resuelta, también comenz6 a sentir nervios: “Llevo menos de tres meses estudiando medicina como voy a tratar a alguien con las agujas de plata?”

"Es que no conffas en ti misma o no conffas en mi como tu maestro?” contrapregunt6

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el Dr. Diaz.

Floria se qued6 pensativa por un momento y luego negé con la cabeza: “No quise decir

eso...

"Ve con Elia, y no te olvides de llevar las agujas de plata”, dijo el Dr. Diaz sin darle mas oportunidad de hablar, y se acercé a Josefina para ayudarla a sentarse en la cama y comenzé a masajear sus piernas: “; Te duele aqui?”

El Dr. Diaz presioné precisamente el punto de acupuntura y Josefina se retorcié de dolor: “Mucho”. “Bien, te voy a aplicar las agujas de plata”, dijo mientras tomaba las agujas

Floria, atin insegura, pensé en discutir con el Dr. Diaz, pero al verlo ya concentrado en tratar a Josefina, se guard sus palabras.

Después de intercambiar una mirada con Elia, ambas salieron silenciosamente de la sala de atencién médica y cerraron la puerta.

"¢Qué hacemos ahora?”, pregunté Floria

Elia respondio: “Lleva tus herramientas y vamos a Villa Serenidad”.

Floria dio una palmada en el hombro de Elia, bromeando: “;Estas segura de esto? ;De verdad me dejards tratar al padre de tus hijos?”

El golpe de Floria fue fuerte, haciendo que Elia tropezara hacia adelante. Una vez que recuperd el equilibrio, se volvié y pregunté: “;Hay algun problema?”

“He estudiado medicina por menos de tres meses, y solo he practicado con mufiecos, nunca con personas reales. Si voy a tratar al padre de tus hijos ahora, no serfa como usarlo como conejillo de indias?” Floria no podia creer la situacion.

Elia pensé detenidamente y se dio cuenta de que era cierto, si Floria tratara a Asier ahora, él seria como un sujeto de prueba.

Pero el maestro de Floria era el Dr. Diaz.

“Vamos a Villa Serenidad*, dijo Elia, agarrando la mano de Floria con determinacion y llevandola consigo.