¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 1608
Capitulo 1608
Mientras giraba en el aire, Elia se esforzaba por caer primero y que Asier cayera encimal
de ella.
Pero Asier era demasiado pesado y, ademas, una de sus grandes manos sujetaba su cintura y la otra se apoyaba en la nuca, controldndola por completo.
Aun asi, Elia intentaba con todas sus fuerzas que ella cayera sobre él, pero era en vano.
La silla de ruedas volc6 y ambos cayeron al suelo; Asier con la espalda contra el piso y Elia encima de él, una situacién completamente opuesta a la de hacia tres afios.
Sin embargo, el peligro era que él se fuera a lastimar de nuevo.
Al caer, el cuerpo de Elia oprimfa sobre Asier y su corazén comenz6 a latir frenéticamente, lleno de nerviosismo y preocupacion.
Con una voz ansiosa y ligeramente llorosa, exclamoé: “Asier, ;estas bien? ;Donde te duele? Lo siento mucho, de verdad lo siento.”
Sin tiempo para levantarse, levanto la cabeza para observar la expresion de Asier.
Lo vio con una sonrisa en los labios, aquellos delgados y sensuales labios brillantes, prueba del apasionado beso de antes.g2
;Acaso estaba sonriendo con esa curva en sus labios?
Elia abri6 los ojos sorprendida ante tal reaccion.
Asier se echo a reir abiertamente, su pecho temblaba al hacerlo.
Elia todavia estaba sobre Asier y su cuerpo vibraba con cada carcajada de él, subiendo y bajando. El corazon de Elia, que habia estado en su garganta por la preocupacion, se calmé al darse cuenta de que él alin estaba riendo. Parpaded confundida y trat6 de levantarse.
La mano de Asier en su cintura la presioné hacia abajo, sujetdndola fuerte, manteniéndola pegada a él.
Con sus cuerpos en contacto cercano, Elia sinti6 claramente el calor anormal de él.
Con el corazén sobresaltado y la sangre hormigueando, su rostro se enrojecié y Elia, avergonzada, dijo: “Asier, suéltame, quiero ver donde te has lastimado.”
"Estoy perfectamente bien,” respondié Asier, bajando la vista con una voz profunda y magnética, mirandola con una intensidad oscura y profunda,
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Conteniendo un deseo dificil de reprimir.
Elia ya sentia su calor y ahora, bajo esa mirada, su corazén latia con fuerza y su fluia rapidamente y se le secaba la garganta.
Ella era una mujer adulta normal, con sus propias necesidades.
sangre
Después de tres afios de cuidar a Asier y desear su atractivo cuerpo sin tener la oportunidad de satisfacerse, su cuerpo reseco anhelaba el contacto, especialmente del hombre que le gustaba. ;Coémo podria mantenerse indiferente frente al hombre que deseaba?
Elia mantuvo la mirada con Asier por un momento, pero al ver que sus 0jos se oscurecian cada vez mas, se sintié tan avergonzada que tuvo que desviar la vista y rodar hacia abajo, diciendo: “Asier, suéltame, déjame levantarme.”
Esta vez, Asier no la retuvo mas y soltd su cintura.
Elia rodé al suelo y luego se levanté y se puso en cuclillas para revisar el estado de Asier: “; Te duele algo?”
Con una voz baja y ronca, Asier dijo: “Me duele el pecho.”
*;Qué dices? ;Te duele el pecho? Déjame ver.” Elia, preocupada, empez6 a desabotonar
la camisa de Asier para revisar si tenfa alguna lesion en el pecho..
Ella habia caido completamente sobre su pecho hace un rato; jserd que se habia lastimado?
Con movimientos &giles, Elia rdpidamente desabotond la camisa de Asier, revelando un torso fuerte y bronceado, intacto y sin sefales de magulladuras.
;Seria posible que tuviera una lesion interna?
“iDénde te duele?” pregunt Elia con urgencia
Asier la mir6 con un rabillo del ojo indicando un lugar: “Justo aqui.”
Capitulo 1609
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