¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 1559
Capitulo 1559
Antes de caer en coma, Asier le habia prometido que daria su vida para protegerla, y que después de eso, no se deberfan nada el uno al otro.
Tres afios atrds, cuando Asier estaba tendido en un charco de sangre, todo habia terminado entre ély Ella...
Aun asi, albergaba la ilusion de que Elfa cambiarfa de opinién y aceptarfa casarse con él...
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Jimena regreso a la casa de sus padres.
Jacinta y Martin estaban jugando con los nifios.
“Fred, Adora, jya se escondieron? Abuela terminé de contar, voy a buscarlos ahora, dijo Jacinta con una voz carifiosa y suave a los nifios.
“Listo.”
“Listo."g2
Las voces infantiles y tiernas de dos pequefios resonaron.
Jimena miré hacia el origen de las voces y vio a uno de los pequefios tratando de esconderse debajo del sofa, pero su pequefio trasero quedaba al descubierto.
Otro pequeno se habia escondido detrés de las cortinas, con sus zapatos todavia visibles, moviéndose mas adentro de la cortina creyendo que asi pasaria desapercibido, una clara muestra del dicho “taparse los oidos para robar campanas”.
Solo los nifios podian ser tan inocentes y confundidos.
Jacinta, por supuesto, not6 de inmediato el torpe y tierno intento de los nifos de esconderse, y no pudo evitar sonrefr ampliamente.
Estaba a punto de ir a buscarlos cuando vio a Jimena entrar. En lugar de buscar a los nifios, dijo: "Oh, Fred y Adora son muy buenos escondiéndose, abuela no puede encontrarlos en ningtn lado.” Mientras decia eso, llamo a Martin en voz baja y le dijo: “Vigila a los nifios.”
Luego, con seriedad, le hizo sefias a Jimena para que la siguiera y susurré: “jVen conmigo a la biblioteca!"
Al ver el comportamiento de su madre, Jimena sabia que su madre estaba a punto de hacerle un interrogatorio, jera hora de rendir cuentas!
Eché un vistazo a su padre Martin/sacé la lengua y siguié a su madre a la biblioteca.
Jacinta cerr6 la puerta y dio un golpe en el brazo de Jimena, furiosa: “Jimena, jacaso te eduqué cémo mal todo este tiempo? Te ensefié a mantenerte pura, a que las chicas deben tener dignidad y protegerse. Y td, en cambio, ;qué has hecho? jTe quedaste embarazada antes de casarte, y los nifios ya estan grandes sin un padre!”
Jimena puchered y tocé su brazo dolorido, diciendo con tristeza: “Mama, yo tampoco queria, si tuviera una eleccion, ;quién querrfa esto...”
"jCémo que no tenias eleccion! jAh! Daniel era un buen partido, si te hubieras casado con él en aquel entonces, ahora tendrias un hijo de dos afios con él y los nifios no estarfan sin un padre”, Jacinta
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todavia no podia superar ese obstaculo del pasado.
Jacinta estaba tan enojada que su pecho subfa y bajaba con cada respiracion, y le reproché a Jimena en voz baja.
No querfa hablar demasiado fuerte por temor a que los nifios escucharan, después de todo, ellos eran
inocentes.
Jimena dijo: “"Mam4, hay cosas que no sabes. Cuando me pidieron que me casara con Daniel, ya estaba embarazada. Si me hubiera casado con él ocultdndole la verdad, ;no seria esé engafiarlo? No serfa -justo para él."
";Qué? ;Ya estabas embarazada en ese momento?” Jacinta estaba completamente sorprendida, algo que no esperaba en absoluto
“TG... jQué capaz eres!” Jacinta estaba tan enojada que queria regafar a Jimena, pero no podia encontrar las palabras adecuadas.
Jimena se apresuré a acercarse y comenzo a darle palmaditas en la espalda para calmarla: “Mama, no te enojes. Han pasado tres anos. Cuando estaba embarazada, no les causé problemas. Sé que no me perdonarfan, asi que ni siquiera me atrevi a decirles que iba a tener un hijo...”
Sus padres, ambos retirados del servicio publico, provenian de una familia muy tradicional. Seguramente no aceptarian que su hija quedara embarazada antes del matrimonio y decidiera tener al nifio, por lo que Jimena no se habia atrevido a contarles desde el embarazo hasta ahora.
"Tu..." Jacinta mir6 fijamente a Jimena, viendo su rostro desafiante y sin sefiales de arrepentimiento. Jacinta sinti6 tanto dolor como enojo.
Al escuchar que habia insistido en tener al nifio por su cuenta, el corazon de Jacinta sangraba, y con un suspiro de dolor dijo: “Ay, Jimena, si no nos hubiéramos encontrado hoy, jplaneabas no volver a contactarnos nunca? Ni siquiera nos dijiste algo tan importante como tener un hijo, eso nos duele tanto
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