¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 1393
Capitulo 1393
Seria que él habla ido a buscar el certificado de ADN solo para mostrarselo hoy a Benjamin y disipar sus dudas?
Maximiliano la habfa llevado a encontrarse con Benjamin, y parecia incluso mas preparado y atento que ella.
“Entonces, te felicito por haber encontrado a tu hija perdida después de tantos aos, dijo Benjamin con una frialdad cortante, su tono era rudo.
Aunque estaba felicitando a Maximiliano, no habia ni un apice de buenos deseos en sus palabras, parecia més bien
sarcasmo.
{Qué mas daba que Maximiliano demostrara que Elia era su hija? Eso no tenfa ninguna relacién con los Griera.
Benjamin esta vez no habfa expulsado a Elia de inmediato, solo por la consideracion que le tenfa a Maximiliano. Si no fuera porque Maximiliano la habia traido, él no le habria permitido siquiera cruzar el umbral de la casa de los Griera.
Maximiliano se lo habia dicho tan feliz, que habia encontrado a su hija perdida hace afios, pero Benjamin no podia compartir esa alegria, ni mucho menos bendecirlo sinceramente.
Su amado Asier alin yacfa en el hospital, convertido en un vegetal, sin saber si llegara a despertar. iEl dolor y la herida en su corazén eran algo que nadie mas podia entender!g2
Ademds, jque Asier haya terminado asf era culpa de Elia! Sentia un desprecio extremo por esa mujer, ni siquiera alcanzaba a odiarla lo suficiente.
¢Cémo iba a cambiar de opinion solo porque ella era la hija de Maximiliano?
“Benjamin, entiendo que estas sufriendo mucho por lo de Asier, pero tienes que creer que en la medicina pueden ocurrir milagros,” dijo Maximiliano, dandole una palmada reconfortante en la espalda a Benjamin y desviando la conversacién hacia Asier.
Al oir el nombre de Asier, Elia se enderezé en su silla, tensando los nervios y observando la expresion de Benjamin.
Al mencionar a Asier, los ojos turbios de Benjamin de repente se llenaron de tristeza y se volvieron sombrios.
La emocion que habia mantenido contenida hasta ese momento cay6 abruptamente, su postura firme de repente se encorvo, su apariencia envejecié diez afios en un instante por la angustia.
“Td mismo lo has dicho, serfa un milagro que despierte, pero jcuantos milagros hay en este mundo?” dijo Benjamin con un tono ldgubre, su voz sonaba desamparada.
La abuela Luisa habia sido su gran amor, Benjamin siempre se mostraba vigoroso y radiante junto a ella.
Desde la muerte de Luisa, Benjamin parecia haber perdido todo su espiritu vital.
Luego, la tragedia golpe6 de nuevo con el accidente de Sergio, su partida.
Eso fue otro duro golpe para él.
Y después, el incidente con Asier.
Una tras otra, estas desgracias casi le cuestan la vida a Benjamin.
“Benjamin, cuando yo era mas joven, usted siempre me ensefiaba que, sin importar lo dificil que fueran las circunstancias, no debfamos rendirnos facilmente, y que debfamos perseverar hasta el final. Aun si se tratara de un enemigo, si alguien nos brindaba ayuda, podiamos dejar de lado los rencores por un objetivo comin y luchar juntos. Una vez alcanzado el objetivo, habria tiempo para resolver las rencillas personales.”
“Usted decia que las oportunidades son como una carrera contra el tiempo. Dejar de lado todas las viejas disputas y elegir al aliado correcto para ganarle a tiempo, eso es ser el verdadero ganador al final,” Maximiliano dijo con sentimiento, recordando mientras hablaba con Benjamin.
Benjamin, que era un hombre astuto, capt6 inmediatamente la insinuacion en sus palabras. Sus ojos melancélicos se oscurecieron, y pregunté con una mirada afilada: “;Qué estas tratando de decir?” "Acabas de decir que no hay muchos milagros en este mundo. Los milagros son dificiles, pero siempre hay alguien que
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los hace posible. Elia es una de esas personas,” Maximiliano continu, llevando la conversacion al punto que queria.
Después de tanto predmbulo, finalmente habia dicho lo que habia venido a decir.
Elia, al escuchar a Maximiliano revelar el verdadero propésito de su visita, tensé su corazon, mirando ansiosamente a Benjamin, esperando su reaccion.
Benjamin ni siquiera lo pensé dos veces, al escuchar el nombre de Elia, se mostré reacio: “No me vengas a hablar de ella, si viniste hoy s6lo para contarme cosas de Elia, jmejor vete ya!”
Con un fmpetu que sacudia el aire, Benjamin se puso de pie, dispuesto a despedir a su visitante.
A pesar de que se esforzaba por mantener el respeto a los lazos de antiguas amistades, haba contenido su furia interna, eso no significaba que por causa de Maximiliano fuera a aceptar a Elia en su vida
bapuno
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