Del
Del 233

Capítulo 0233

Serbal

—Señor, ¿quiere que le traiga algo del restaurante? —pregunta mi secretaria, pero yo sigo mirando por la ventana de mi oficina.

La vista era realmente genial, fue una de las razones por las que lo elegí, pero hoy no me ofreció la tranquilidad que suele ofrecer.

—No, hoy no —respondo sin mirarla.

-Está bien, vuelvo en treinta minutos.

No le respondo y después de unos segundos escucho la puerta cerrarse. Suspiro de frustración. Por alguna razón, la sensación de aprensión se aferró a mí. Me rodeó en oleadas. Hoy más que los días anteriores. No sé qué es, pero mi corazón está ansioso. No puedo asentarme ni puedo concentrarme. Es como si

tratando de decirme algo, pero no puedo entender qué.

Mi alma es

Tratando de distraerme, pienso en Ava y nuestra conversación. La entiendo. Maldita sea, entiendo su vacilación. He pasado

Más de diez años inculcándole que Emma era la única mujer que alguna vez amaría.

Hice todo lo que estaba a mi alcance para demostrarle lo poco que me importaba. Pasé nueve años castigándola.

por algo que estaba fuera de su control. Le metí en la cabeza que la odiaba con cada fibra de mi ser.

¿Cómo podría entonces darme la vuelta y afirmar que la amaba?

Es muy frustrante, pero la entiendo. Entiendo su reticencia a creerme. Si los papeles hubieran estado invertidos, no lo habría creído tan fácilmente.

Aparte de todo eso, también tengo que considerar el dolor que le he causado. Nueve años de dolor y maltrato no es algo que se supere en un día o una semana. ¡Diablos! ¡Probablemente llevará años curar las heridas! Sin embargo, las cicatrices permanecerán con ella y, considerando el daño que le causé, no puedo evitar preguntarme si alguna vez me perdonará.

La quiero. La quiero en mi vida. Quiero construir una vida con ella. Anhelo eso más que nada, pero si ella no me acepta de nuevo, que así sea. No tendré a nadie a quien culpar más que a mí mismo. Será mi penitencia por el hecho de que trato de concentrarme en ella. Concentrarme en su hermoso rostro y en las tácticas que podría usar para lograr que me acepte de nuevo, pero

Nunca me había sentido así antes. Nunca había tenido esta sensación inquebrantable de que algo malo iba a suceder.

Intento tranquilizarme, pero no funciona. Me levanto y empiezo a caminar de nuevo. Me siento nervioso. Como si estuviera a punto de morir.

loco.

Me paso la mano por el pelo, probablemente despeinándolo, pero no me importa una mierda. No cuando siento que me están apretando el corazón con un puño apretado…

Enciendo la televisión. Tal vez escuchar las voces de otras personas me ayude a tranquilizarme. Era mejor que escuchar

el mío, ya que estaba distorsionado, desordenado y me confundía muchísimo.

A mi

No sé cuánto tiempo estuve caminando de un lado a otro por la habitación cuando se abrió la puerta. Me di vuelta y vi a Gabe. Parecía haberse congelado. Respiraba con dificultad, tenía los ojos inyectados en sangre y había preocupación y angustia en ellos.

Sigo en mis trece. Joder. Mi hermano suele ser impecable y no se inmuta fácilmente. Compartimos ese rasgo como

gemelos. Si parece algo diferente, entonces algo grave debe estar mal.

“¿Qué pasa?” pregunto mientras mi ritmo cardíaco se acelera.

¿Joder? ¿Fue de nuestros padres? ¿Quizás de Noé?

—Ro… —comienza a decir, pero no termina la frase. Su voz estaba mezclada con dolor.

—Joder, Gabe. Dime qué te pasa. ¿Es mamá o papá?